Dos miradas

Se escurre la vida

Dramática secuencia de como vuelca un barco lleno de inmigrantes en el Mediterráneo

Dramática secuencia de como vuelca un barco lleno de inmigrantes en el Mediterráneo / periodico

EMMA RIVEROLA

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(25 de mayo. Frente a la costa libia. Cansados y nerviosos, desequilibraron la barcaza de madera que los escupió al mar. 562 refugiados se salvaron. Se recuperaron cinco cadáveres).

Justo el instante. Un minuto antes, el miedo, la esperanza, los sueños aún intactos. Un minuto después, la muerte. Entre uno y otro, el momento preciso en el que todo se precipita. A un lado, los olores de la tierra, de los cuerpos amados, de las mañanas de la infancia. Al otro, el frío del sepulcro líquido. ¿Cuántos dioses fueron convocados en ese preciso segundo? ¿Cuántas oraciones, cuántos ruegos, cuántas promesas se juraron entre los lamentos aterrorizados de los que se enfrentan al fin?

Imposible expresarlo sin haberlo vivido. O, más bien, sin haberlo muerto. Saber qué se siente cuando todo lo cotidiano se escurre entre los dedos y la boca se inunda de negaciones. No volveré a despertarme. No volveré a amar. No volveré a bailar... No quiero. No. No quiero… La poesía se esfuma. Y una prosa oscura y salada se adueña del momento. Las palabras son solo trampas. Redes que quieren apresarte y engullir todo lo que te quedaba por vivir. Las historias que ibas a contar. Los hijos que ibas a tener. Quién sabe. Quizá el médico que curaría el cáncer. La líder política que acabaría con la guerra. El violinista que maravillaría al mundo. El biólogo que recuperaría la capa de ozono…

562 de las personas que cayeron al mar pudieron ser rescatadas. Se recuperaron los cadáveres de cinco. Nunca sabremos de qué hubieran sido capaces sus hijos.