Editorial

La visita de Obama a España

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Un presidente de EEUU en la recta de final de su segundo mandato, Barack Obama, visitará por primera vez España, del 9 al 11 de julio, y se entrevistará con un jefe del Ejecutivo en funciones, Mariano Rajoy, porque lo más probable es que la actividad política se centre en las negociaciones para la formación del Gobierno tras las elecciones del día 26. La de Obama es una visita obligada, pero anómala dado el momento y las circunstancias en que se realizará. Desde que Dwight Eisenhower viajó a Madrid en 1959 para sacar a España de su aislamiento, entrevistándose con el dictador Francisco Franco, siete de los nueve presidentes estadounidenses habidos (Kennedy y Johnson fueron la excepción) han visitado España con una cadencia aproximada de cinco años. Sin embargo, el último ocupante de la Casa Blanca en viajar a Madrid fue George W. Bush y de ello hace 15 años.

Esta anomalía entre dos aliados en la OTAN, que comparten intereses de seguridad y defensa y que pertenecen a lo que convencionalmente llamamos Occidente, refleja lo que han sido las relaciones entre España y EEUU. Cuando Aznar se permitía poner los pies sobre la mesa en el rancho familiar de los Bush parecía que España era un aliado imprescindible de Washington, pero Madrid no fue más que una comparsa en aquella indigna foto de las Azores (2003). La llegada de Zapatero a la Moncloa (2004) con el cumplimiento de la promesa electoral de retirar las tropas desplegadas en Irak congeló las relaciones. La victoria del PP en el 2011 no mejoró la situación y no lo hizo porque el país desapareció del mapa internacional, perdió peso y visibilidad, tanta que el Gobierno tuvo que inventar la campaña 'Marca España'. Y aunque la Estrategia de Acción Exterior defina la relación bilateral como rica y densa, el documento sobre el que se basan las relaciones internacionales españolas reconoce que España puede y debe aportar más en todos los ámbitos.

Si algo ha mantenido las relaciones bilaterales, han sido las bases estadounidenses en España en las que no han dejado de aumentar los efectivos dados los retos del sur del Mediterráneo. Ahora ya casi con el tiempo de descuento, con un horizonte inquietante en EEUU por una posible victoria de Donald Trump y una gran incógnita electoral en España, se endereza la situación.