ANÁLISIS

No hay que bajar la guardia

SANDALIO GÓMEZ LÓPEZ-EGEA / Profesor del IESE, Universidad de Navarra

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Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) referidos al cuarto trimestre, permiten afirmar que el comportamiento del mercado de trabajo a lo largo del 2015 en términos de empleo, ha sido muy positivo y mucho mejor de lo esperado. Muy pocos podían predecir lo que ha sucedido en España desde enero del 2014 en que la economía empezó la senda del crecimiento. Ni los más optimistas pensaban tan sólo hace dos años, que en el 2015 el PIB iba a crecer un 3,2%, que es el doble de lo que crece la media europea, ni que se iban a crear casi un millón de puestos de trabajo, al tiempo que la tasa de paro pudiera descender del 26,4% al 20,9%. 

Se nos olvida que el punto de partida en el 2012 era casi dramático, con crecimientos negativos y con un ritmo imparable de destrucción de empleo. En estos momentos debemos felicitarnos por la evolución positiva del empleo y reflexionar sobre el campo de mejora que nos queda para recuperar a los que más han sufrido en la crisis y situarnos en cifras razonables a nivel europeo.  Resulta igual de peligroso no reconocer la bondad de estos datos como pensar que todo está hecho. Por ejemplo, aunque se ha reducido el porcentaje de contratos temporales de un 31% en el 2008 al 25% en 2015 y los contratos indefinidos se mantienen al alza, todavía se debe mejorar la estabilidad del empleo a medida que se consolide la tasa de crecimiento económico. En la misma línea, es necesario la recuperación de parte de los salarios perdidos, en base a la mejora de la productividad y a los resultados positivos de las empresas. No hay duda que el objetivo es mejorar la calidad del empleo pero hay que tener en cuenta que salimos de nueve años de crisis, en la que se llegó a tocar fondo, y salir de esta situación no se puede improvisar y mucho menos exigir. Resulta indispensable mantener la misma senda de confianza de la inversión y el consumo y alimentar el círculo virtuoso en el que tanto nos ha costado entrar.

La creación de empleo se basa en un crecimiento económico sostenido, en la confianza y credibilidad de los ciudadanos, junto a un marco laboral flexible, que permita a las empresas adaptarse a los cambios continuos que experimenta la realidad económica, sin que por ello se olvide la meta a medio plazo de mejorar la calidad del empleo. Sin un Gobierno con las ideas claras de lo que hay que hacer en los próximos dos años, resultaría muy difícil la consolidación de lo alcanzado y evitar el riesgo de “echar por la borda” todo lo alcanzado.