Un destello y basta

MANEL LUCAS

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El Espanyol tiene estas cosas: de pronto tenemos que dar las gracias por la victoria a alguien como Salva Sevilla, que llevaba varios meses de suplente. Cuando más de diez o de doce empezaban a pensar que tal vez el problema no fuera Sergio González –o no sólo él–, la aparición del jugador de las canas espoleó a los compañeros, les dio orden, y favoreció el gol salvífico de Caicedo. Fue salir Salva Sevilla al campo y producirse como un destello. El tanteo incluso pudo ser mayor, lo que en realidad habría resultado engañoso, porque el Espanyol fue principalmente ineficaz, solo que a diferencia de los partidos inmediatamente anteriores la tostada no cayó por el lado de la mantequilla; es decir, la suerte quiso que el rival no aprovechara tantos minutos de baja tensión. El Las Palmas fue menos efectivo que el Celta.

O sea que la llegada de Galca lleva de momento un saldo inmejorable en cuanto a resultados, dos de dos, pero en realidad aún esperamos a ver el cambio real de juego que pueda convertir en sostenible esa mejora. Víctor Álvarez ha desaparecido de las alineaciones, como algo parecido a un chivo expiatorio del antiguo régimen, pero sus detractores no pueden presumir de visionarios, porque los sustitutos brillaron poco. Durante muchos minutos, los futbolistas del Espanyol encadenaron una serie de pases terrible, que sólo la ilusión depositada en el nuevo entrenador evitó que terminará en un concierto colectivo de silbidos en la grada. El público, el poco que acudió a Cornellà-El Prat, se había propuesto dar tregua a la espera de ver el cambio. Que se trajo bajo el brazo Salva Sevilla, como decíamos.

Pero bueno, felicitémonos porque podemos pasar la Navidad con optimismo. El equipo, la afición, la directiva, el entorno, todo lo que podríamos llamar bloque blanquiazul necesitaba este par de victorias antes de las fiestas. Muy especialmente porque hay que encarar un mes de enero tan lleno de obstáculos y trampas que pondría en apuros al mismo Indiana Jones. Ya saben que me refiero sobre todo a los tres derbis seguidos; escuché a Pau López decir que las próximas semanas eran estimulantes; es una tranquilidad que él lo afronte con ese entusiasmo, yo estoy más aterrorizado que el día que vi 'El exorcista'. Nos queda el resquicio de esperanza de que los jugadores van a tener a un equipo técnico fresco y nuevo que viene de ganar un triplete –sí, en Rumanía, pero tampoco debe de ser lo más fácil del mundo-, y que sabe que si se cuelga nada más llegar la medalla de una victoria contra el Barça tiene asegurado el prestigio universal por varios meses.