Los comprometidos

Sor Lucía Caram, a raquetazos solidarios_MEDIA_1

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JOAN GUIRADO

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"El compromiso es la respuesta valiente de quienes no quieren malgastar su vida, sino que desean ser protagonistas de la historia personal y social", recitó el santo padre Juan Pablo ll en Camagüey, Cuba, el 11 de abril de 1999. Este mensaje lo ha captado bien Sor Lucía Caram, en su vocación de servicio público trabajando contra la pobreza infantil. Porque, invertir en la infancia, es romper el ciclo de la desigualdad. Una desigualdad que hoy es bien visible en diferentes partes de nuestra sociedad.

La mayoría de los niños viven en hogares que dependen de las rentas generadas en el mercado de trabajo, lo cual hace de ellos un grupo especialmente vulnerable a los cambios que ha traído consigo la recesión económica, con elevadas tasas de paro, inseguridad laboral, caída de los salarios, altos costes de la vivienda y falta de una verdadera política familiar. Haber vivido los primeros años en la pobreza tiene consecuencias negativas que tienden a persistir a lo largo de toda la vida de un individuo. Nacer y crecer en un hogar pobre va asociado a problemas de desarrollo. Además, la pobreza provoca que los niños crezcan en una sociedad más desigual, dificulta la movilidad social y deteriora la igualdad de oportunidades, lo cual alimenta el círculo intergeneracional de la pobreza, en el caso de la infantil, de forma muy estigmatizada.

A día de hoy, uno de cada tres niños vive en situación de pobreza y uno de cada diez en situación de pobreza extrema. Más de 2.800.000 niños de nuestro país sufren las consecuencias de ser pobres, y esto sitúa España en el segundo país de la Unión Europea, por detrás de Rumanía, en pobreza infantil. Datos reveladores, a menudo invisibles en nuestro entorno, que nos deben hacer reflexionar sobre nuestro pasado y el futuro que queremos dejar a nuestros hijos y nietos. 

La imposibilidad de los niños de cambiar su propia situación nos obliga a todos a comprometernos en la lucha por el cambio de una situación que depende de nosotros, los adultos. Y, como nos propone Sor Lucía Caram en la campaña Los Comprometidos, podemos contribuir de muchas formas. Garantizar una higiene básica, el desayuno diario o disponer de material escolar, cosas que nos parecen accesibles para todos, son hábitos que no pueden alcanzar muchos niños en nuestro país por culpa de la pobreza. ¿No crees que es hora de que estemos todos comprometidos?

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