Elecciones trascendentales en Venezuela

Pocas veces unas elecciones en Venezuela pueden ser tan trascendentales como las de hoy. Los sondeos dan la victoria a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que aglutina a la oposición al chavismo dominante durante 16 años. El dictamen demoscópico es tan fuerte que el propio Nicolás Maduro ha tenido que reconocer la posibilidad de perder los comicios, pero a lo que no parece dispuesto es a perder el poder y ha hablado de luchar desde la calle y de «ganar como sea». Sus declaraciones pueden ser pura retórica de final de campaña, pero son palabras que suscitan inquietud porque implican o no aceptar el resultado de las urnas o utilizar todos los medios, incluso los fraudulentos, para ganar.

Desde la OEA ya se ha cuestionado la imparcialidad de un sistema electoral que beneficia al oficialismo y castiga a las demás opciones. Además, no se permite la presencia de observadores internacionales y el principal líder opositor, Leopoldo López, sigue encarcelado. Los venezolanos acuden a estas elecciones cuando la fuerza del chavismo se está agotando. Maduro siempre fue un dirigente débil. Ahora, ante la crisis económica con la caída del precio del petróleo, las estanterías de los supermercados vacías y el aumento de la inseguridad ciudadana solo inferior a la registrada en Honduras, el mandatario aparece como un dirigente incompetente. Sea cual sea el resultado de las urnas, el futuro de Venezuela se presenta harto complicado. No aceptarlo es el camino al desastre.