Todos tenemos ese amigo informático

CARLES RABADÀ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No consigo instalar este programa que me dijeron en una cena, ese que me dijeron que era más fácil de instalar que abrir una lata de CocaCola. Llamo a mi amigo informático. Me quiero cambiar de ordenador pero no quiero gastarme más de 200 euros para navegar por Internet. Llamo a mi amigo informático. Quiero reparar mi equipo ya que va demasiado lento. Llamo a mi amigo informático. Necesito una tablet para mi padre. Llamo al amigo informático.

Al final, este querido amigo deja de ser querido para pasar a ser tu esclavo. ¿Quién no se encontró con esa situación?

Seguramente la profesión más odiada a fecha de hoy sea la de profesor, no por el trabajo pero si por los padres de los niños. Pues la que le quitará el trono de hierro será la del amigo informático. En breve veremos a informáticos de mecánicos, no por ser su trabajo pero ya que con una cerveza ese amigo tiene suficiente…

Bien, al grano. Todo trabajo tiene que tener una recompensa. Todo trabajo tiene un mundo detrás. ¿O es que vuestro amigo informático destina mucho tiempo en reparar vuestro problema o aconsejar cual es mejor o peor? No lo creo. Él está formado, preparado y vosotros estáis explotando su conocimiento, faltando al respeto a él y a su entorno.

Sólo es un mirada a una profesión que está en boca de todos. Todos tenemos a ese amigo especializado en un sector que no tiene la obligación de ayudar a todo el mundo. Vuestro amigo informático os pregunta cosas como... ¿Me reparas la válvula de la lavadora? ¿Me explicas como enseñar a mi niño? ¿Me haces la mejor paella del mundo? ¿Me reparas el coche? Es que no arranca...

No.

Todos tenemos que empezar a valorar cada cosa e ir al sitio indicado. Vamos, y si no, pagar ese servicio que reclamamos con tanta facilidad. Al final, vuestro amigo informático no vive de la luz del sol.

Este ejemplo sirve para todos los sectores laborales. Una persona tiene que ser valorada y pagada por lo que sabe, se le pregunta o exige.