A UN TOQUE

El tridente aislado

ÒSCAR GARCÍA

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PARTIDO IMPECABLE DEL ROMA TÁCTICAMENTE

Rudi Garcia tenía muy claro cómo debía jugar su equipo, y lo ha hecho muy diferente de como lo suele hacer. Líneas defensivas muy juntas a unos treinta metros de la portería de Szczesny, las de los cuatro defensas más cinco centrocampistas para no dejar el Barça filtrar pases en zonas peligrosas.

Este entramado defensivo ha permitido al equipo italiano no sufrir demasiado porque han conseguido aislar el tridente ofensivo del Barça del resto de jugadores. También tenían muy claro cuando recuperaban el balón qué tenían que hacer. Tanto Falqué como sobre todo Salah en la primera parte debían romper al espacio entre lateral y central como ocurrió el sábado contra el Atlético de Madrid en el gol de Torres buscando el pase en profundidad.

MARCAJE INDIVIDUAL A INIESTA

Uno de los objetivos del técnico italiano era desactivar a Iniesta, que se encuentra en un gran momento de forma y un gran 'filtrador' de pases. Ha escogido a Keita, el exjugador del Barça, debido a su disciplina y porque conoce perfectamente a su excompañero. En este marcaje podemos encontrar una de las claves de las pocas ocasiones que ha tenido el Barça.

Messi ha asumido la responsabilidad en la primera parte con disparos desde fuera del área y en la segunda filtrando pases pero sin encontrar buenos desmarques de compañeros salvo la del último minuto con Alba que casi da la victoria al Barça. El equipo italiano ha obligado a jugar a los azulgranas mucho en horizontal y con poca verticalidad. A pesar de ello ha sido superior y el único que ha buscado la victoria en la salida más complicada de esta fase de grupos.

UN GOL CLAVE QUE CAMBIÓ EL GUION DEL DUELO

El golazo de Florenzi ha cambiado el guion que se estaba escribiendo en el Olímpico donde el gran dominio del Barça junto con el gol de Suárez hacía prever un partido más favorable. Era cuestión de tiempo y de paciencia que el Roma tuviera que arriesgar y abrirse un poco a medida que fueran pasando los minutos. No han creado prácticamente ocasiones de gol. Salvo alguna jugada muy puntual, Ter Stegen ha sido un espectador más, de ahí de la importancia del 'accidente' del gol.

A partir de entonces el Roma ha obligado al Barça a jugar con pases de pocos metros, sin eliminar rivales y se han utilizado poco las bandas a diferencia de lo que suele hacer el Barça. Y precisamente en las bandas era donde había espacios como se ha demostrado en los minutos finales con las incorporaciones de Alba.

Pero por encima de todo, lo peor de la noche fue la lesión de Rafinha, especialmente si, por desgracia, se confirma su gravedad. No solo ha alterado el juego (era una buena apuesta para cambiar el guión y reactivar el juego) y ha afectado al Barça anímicamente sino que, sobre todo, ha sido un golpe muy duro tanto para él como para todo el equipo. Luis Enrique ha dado pruebas de confiar mucho en él y este debía ser su año.