ANÁLISIS

Ser Messi

Alves y Messi

Alves y Messi

MARTÍN CAPARRÓS

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Cualquiera que no fuera vasco lo sabía: no hay que molestar a la bestia dormida. El sábado, en el Camp Nou, Balenziaga y un par más empezaron el partido molestando a la bestia: lo apretaron, lo toquetearon, le respiraron en la nuca. El árbitro no se hizo cargo; la bestia reclamó, el árbitro le dijo que siguiera. Entonces la bestia se cabreó. Y, cuando se cabreó, hizo una vez más lo que nadie, nadie, nadie puede hacer. Hace ya medio siglo otro muchacho rosarino, Ernesto Guevara, dijo que «cuando lo extraordinario se vuelve cotidiano, es la revolución». Vivimos tiempos leves: ahora, cuando lo extraordinario se vuelve cotidiano, debe ser Leo Messi.

Y debe ser tan raro ser Leo Messi. Llevo años intentando entenderlo, preguntándome, imaginando cómo será y, por supuesto, no lo logro. Es difícil entender cómo es cualquier persona; es un poco más difícil entender cómo es una persona que hace lo que hace mejor que todos los demás. ¿Cómo es vivir con ese privilegio? ¿Cómo es ganar cifras inalcanzables para la inmensa mayoría? ¿Cómo es no poder salir a la calle porque docenas de personas se te tiran encima? ¿Cómo es entender que millones están mirando cada uno de tus gestos? ¿Cómo es sentir que más millones admiran lo que haces, te reverencian? ¿Cómo es ver tu foto en la tapa de la mitad de los diarios del mundo? ¿Cómo es toparse -alguna vez- con un vídeo en la tele en que chicos muy pobres de África o muy ricos de España usan camisetas que dicen que son vos, que quisieran ser vos? ¿Cómo, saber que millones y millones darían un huevo y la yema del otro por ser vos? ¿Cómo, saber que nadie es tan bueno como vos? ¿Cómo, saber que la pelota, tan rebelde con tantos, hace lo que vos quieras, que puedes intentar lo que nadie intenta y que casi todo el tiempo te va a salir bien? ¿Cómo es ser el mejor del mundo en algo?

¿Cómo es, cuando no está en una cancha, ser Leo Messi? ¿Qué piensa cuando se distrae, cuando no piensa en nada? ¿Qué piensa cuando se mira en el espejo, cuando se afeita o se saca los granos? ¿Qué piensa cuando se va a dormir? ¿Qué, cuando se despierta, en ese momento en que uno trata de recordar quién es? ¿Piensa que lo que le pasa en la vida es extraordinario, o le parece de lo más normal, lo mismo de siempre, o le parece que no es normal pero él se lo ha ganado, o le parece increíble que ésta sea su vida?

¿Cómo es, cuando está en una cancha, ser Leo Messi? ¿Qué piensa cuando le regala a un compañero el penalti que nadie más entregaría? ¿Qué, cuando ve enfrente a 11 que lo temen, que lo envidian, que lo romperían o le pedirían la camiseta? ¿Qué, cuando encara una jugada y tiene esa décima de más para pensar que Boateng -por ejemplo- va a creer que salgo hacia mi derecha y entonces me voy al otro lado? ¿Qué cuando se dice ah, éste se cree que me puede, ya va a ver lo que le hago? ¿Qué, cuando escucha a los miles gritando Messi Messi? ¿Qué, cuando mira sus números y ve que no le queda récord por quebrar? ¿Qué, cuando teme que alguien descubra sus errores, sus carencias, cuando imagina que algún día alguien se va a dar cuenta de? ¿Cómo es, qué se piensa, cómo se vive siendo Messi? ¿Cómo se hace para sobrevivir siendo tan único? ¿Cómo se hace para no ser Maradona? Me intriga: me gustaría tanto saber qué piensa este muchacho. Por ahora, me conformo con verlo todo lo que puedo, cada vez que puedo. Y, conseguir, cada vez, alguna otra clave para ignorar un poco más cómo es ser Messi.