Al contrataque

Wert y el poder

Sílvia Cóppulo

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La consellera Irene Rigau ha decidido no hacer caso al ministro José Ignacio Wert, y, por tanto, no repetirá el proceso de matriculación escolar en Catalunya, ni le añadirá un tiempo extra, ni avisará de ello a los miles de alumnos, uno a uno, para satisfacer los deseos de su homólogo en el ministerio. Wert ahora se escuda en una expresión que a priori podría parecer adecuada -«proporción razonable» del castellano- para confundir e intentar una vez más ir aniquilando la inmersión lingüística, aunque admite a su vez que esta no genera ningún problema. Quiere contrarrestar lo que la democracia y la historia han reconocido a Catalunya.

Interesantísimo el videocomunicado de la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, grabado en solitario y enviado con posterioridad a los medios. Aparece con la mirada perdida y el gesto angustiado, como si no se creyera lo que repite como si fuera un mantra. Habla del abogado del Estado, de recursos jurídicos y de tribunales, y consigue no pronunciar ni una sola vez la palabra «catalán» o la expresión «lengua catalana». La denomina «lengua cooficial». Claro que detrás de referirse al catalán como lengua cooficial se esconde la voluntad de ir diluyendo la identidad catalana. Y como quien no se apercibe de ello, añade la responsable española de Educación que la gran mayoría de comunidades autónomas resuelven la cuestión de manera «totalmente pacífica». Pacífica. Lo dice sin atender, sin que se note el cuidado, pero intentando que la idea de que el catalán provoca violencia vaya calando. Violencia, dividir, excluir, conflicto… A menudo nos llegan palabras referidas a nuestro país que intentan ocupar más y más espacio en el inconsciente colectivo.

Subterfugio

El Departament d'Ensenyament responde jurídicamente a las agresiones jurídicas del Ministerio de Educación. Los tribunales dirimen cuando la política -es decir, el arte del diálogo- desaparece. A la misma titular de Ensenyament el Gobierno español le interpuso una querella por el 9-N. Se intenta laminar o lapidar la capacidad de decisión de Catalunya con intensidad y forma distintas en función del momento y la oportunidad. Con la política, en los tribunales o controlando el dinero. La mayoría de la población no se inmuta. Tiene en su ADN la capacidad de resiliencia heredada de generaciones y generaciones. Solo que esta vez ha dado un salto y dice y mantiene en todas las encuestas y en la calle que quiere decidir. Ahora el ministro José Ignacio Wert presenta un documento jurídico-administrativo referido a las lenguas para vehicular el temario que se enseña al alumnado. Es un subterfugio. Lo que discute es el poder.