Al contrataque

Último cartucho

Con 67 años y el terreno aparentemente más despejado que cuando perdió frente a Obama, Hillary Clinton sabe que el 2016 es su última oportunidad

SANDRA BARNEDA

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Al final, detrás de la sospecha, se encontraba la evidencia de que Hillary Rodham Clinton nunca ha tirado la toalla para ser la primera mujer presidenta de Estados Unidos. Su esperado anuncio de presentarse a las primarias demócratas llegó sin ruido, con más humildad, menos soberbia y la certeza de que es y será su ahora o nunca. Con 67 años y el terreno aparentemente más despejado que cuando perdió frente a ObamaClinton sabe que en el 2016 está su última oportunidad para lograr la gesta por la que lleva décadas peleando. Ella no es la misma que hace ocho años, está mejor colocada y camina sin rivales que puedan hacerle sombra a las presidenciales. La cuestión es: ¿Estados Unidos está preparado para que una mujer asuma el mando? Su peor enemigo no ha sido ser solo una mujer sino una mujer independiente, activa y no pasiva, de carácter fuerte y ambición suprema. La sociedad la castigó por quererse salir de los cánones establecidos para una Primera Dama y, curiosamente, la defendió por tolerar los cuernos públicos de su marido.

Candidata de América

Hillary Clinton no llega para ganar, pero sí para ser la candidata de América porque sabe que la falta de humildad fue lo que la destronó en un pasado. De llegar a las presidenciales y acometer su gesta de ser la primera mujer que ocupa el Despacho Oval, siento confesar que como mujer la aplaudiría, pero como ciudadana esperaría a ver cambios en su política y que dejara esa ambivalencia que tanto la ha perjudicado.

Hillary Rodham Clinton se presenta como la Abuela de América, conciliadora, experimentada y que se preocupa por sus ciudadanos. En el vídeo de anuncio de su candidatura a primarias aparece como una ciudadana más, conocedora del esfuerzo que se necesita para sacar adelante cualquier tipo de familia o negocio y la necesidad de imprimir ilusión y confianza; de ahí que su eslogan sea Cada día los americanos necesitan un campeón y yo quiero ser ese campeón. Apuesta más que nunca por su liderazgo, por su madurez, por el maratón recorrido hasta estar otra vez en la casilla de salida para lograr el sueño americano: la Casa Blanca.

Aunque muchos sigan considerando su gesta como la de una ambición desmedida, yo insisto en llamarlo tenacidad y un ejemplo de coraje y superación ante cualquier adversidad. No lo ha tenido fácil; primero su marido y luego competir contra el primer candidato negro de la historia de su país que logró recuperar la ilusión perdida desde JF Kennedy. Comienza la carrera para las presidenciales y su opacidad en distintas cuestiones puede costarle caro. Los Clinton son ya más que una marca, son un negocio millonario. Pero ella ha decidido correr otra vez, otros se han quedado en el camino. Hillary apuesta por morir en la arena y quemar su último cartucho.