La clave
El enigma Fernández Díaz
El ministro del Interior debería haber sido capaz de vencer la tentación de criminalizar al independentismo a propósito de la operación antiyihadista
Enric Hernàndez
Director
Director de EL PERIÓDICO desde el 2010 y licenciado en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona. En 1998 se incorporó al diario como redactor jefe de Política en Madrid. Un año más tarde, asumió la jefatura de la delegación y, en el 2006, fue nombrado subdirector. También trabajó en 'El País' como director adjunto y en el diario 'Avui', donde inició su carrera profesional.
ENRIC HERNÀNDEZ
Un ministro del Interior es, junto al director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), el servidor del Estado que más y mejor información confidencial maneja. A las investigaciones que desarrollan la Policía y la Guardia Civil, por cuenta propia o a las órdenes de la justicia, se suman los datos que recaban los servicios de información de estos cuerpos, los colaboradores y las agencias de inteligencia, tanto la propia como las de países aliados. Cuando un titular del Interior revela algún secreto, pues, hay que prestarle mucha atención.
«Sé muy bien que el independentismo no es yihadismo en absoluto, pero sé también muy bien que con esas cosas no se juega, y que intentar hacer proselitismo con determinadas personas para incrementar la causa del independentismo no es una actividad recomendable ni prudente», espetó Jorge Fernández Díaz en Barcelona Jorge Fernández Díazel mismo día en que los Mossos desarticulaban una célula yihadista dispuesta, según el juez instructor, a atentar en Catalunya, e incluso a degollar a un rehén. La destinataria del dardo ministerial, CDC y su fundación Nous Catalans, ya repelió el ataque. Lo que interesa aquí es aclarar el siguiente misterio: por qué todo un ministro del Interior, con la información sensible que atesora, se mete en semejante jardín.
Por poderosa que fuera la tentación de criminalizar el independentismo, una persona con las profundas convicciones morales de Fernández Díaz debería haber sido capaz de vencerla. Por irrefrenable que fuera el impulso de empañar la operación de la policía catalana --dirigida por la Audiencia Nacional--, su sentido de Estado debiera haberle disuadido de hacerlo. Sobre todo, porque al final el tiro le salió por la culata.
Conexión antisoberanista
Quizá el ministro ignoraba --aunque podía saberlo-- que entre los catalanes detenidos figuraba Diego Frías, interesado en atentar contra una librería judía. Frías milita y fue candidato del neonazi Movimiento Social Republicano (MSR), asiduo a las protestas antisoberanistas. Tan imprudente sería ligar el unionismo al yihadismo como hacerlo con el independentismo. El enigma Fernández Díaz nos resulta cada día más inextricable.
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