tú y yo somos tres
Faltó el 'show' estilo júnior
Ferran Monegal
Crítico de televisión
Ferran Monegal
Hemos seguido con mucha devoción por el Canal 3/24 la segunda sesión de la Pujol family ante la comisión antifraude del Parlament. Aunque a la hora de cerrar esta columna falta todavía por comparecer el cuarto de los hijos de Pujol (Pere), ya les adelanto que nuestro canario flauta Papitu, y toda mi familia en general, hemos quedado muy decepcionados. Desde un punto de vista estrictamente de show televisivo, la sesión anterior fue infinitamente superior. ¡Ahh! Las van a pasar canutas los polacos de Polònia (TV-3) si quieren repetir el musical que nos hicieron -lo tienen colgado en e-periódico por si quieren disfrutarlo-, alrededor de esa criatura que se destapó como colosal artista revelación y que se llama Jordi Pujol Ferrusola, alias Júnior. Decía Mònica Terribas, haciendo posturismo equilibrista el viernes en Divendres (TV-3), que Júnior, en su comparecencia, había dado «moltes, moltes explicacions, cosa que es d'agrair». Aconsejo a mi admirada Mònica una visita combinada al oculista y al otorrino. No fueron explicaciones lo que nos dio Júnior: fue un espectáculo muy entretenido, en la más pura línea de los sifones y las gaseosas que tanto suelen triunfar ahora en las cadenas de TV. No estuvieron ayer los otros hermanos a la altura televisiva de este sensacional showman, o entertainer, que demostró ser Júnior. Les ha faltado soltura, gestualidad, tablas, como se dice en las comedias de situación. Y sobre todo, deberían haber retomado el fantástico hilo argumental automovilístico con el que su hermano tanto triunfó. ¡Ahh! Han desaprovechado la continuación del glorioso golpe escénico de unos hermanos, una familia, trabajando unida en el modesto garaje de su domicilio. Virtuosos mecánicos de vehículos. Coches que les llegaban en lamentable estado de chatarra e infortunio. Pintar en la tele un paisaje de humildes lampistas de la automovilística, siempre concita en la audiencia una enorme simpatía.
OTROS NIÑOS .- La noche anterior, en el 30 minuts (TV-3), nos enseñaron otros hermanos. Otros niños. Viven en Nou Barris. O en Barón de Viver. Hay días que no tienen ni un yogur. El sistema mantiene a estas familias en un apartheid opaco y mísero. No han tenido suerte en la vida. Nunca tuvieron un Ferrari o un Lamborghini para poder arreglarlos un poquito. Cuando la cámara les enfoca, no hacen shows. Sus ojos, tristes, y sus estómagos, vacíos, se lo impiden.
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