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La noche de los niños buenos

Los adultos intentan preservar la inocencia de los pequeños y estos juegan a que la preservan

LLUCIA RAMIS

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Las noches como la de hoy, iba con mis primos a la cabalgata y el rey Baltasar se desteñía tras las orejas. En la plaza Mayor no se veía nada, pero los caramelos nos golpeaban en la cabeza y algunos niños emprendedores nos empujaban para cogerlos antes de que tocasen el suelo. Luego nos reuníamos todos en casa de los abuelos. Entrábamos en la sala de la moqueta verde, que solo se abría en las ocasiones especiales, y allí estaban los regalos. Era muy raro, porque el padrino y la madrina de cada sobrino estaban especialmente preocupados por si el regalo que había recibido su ahijado en realidad le gustaba.

Luego descubrí algo. Y lo descubrí dos veces. La primera, me lo dijo un compañero de clase al que me resistí a creer. Creerle implicaba aceptar que mis padres y tíos y abuelos me habían engañado, cuando precisamente ellos me enseñaron que no podía mentir. Si decía mentiras, aseguraban, los Reyes me traerían carbón.

Entonces se estableció una relación extraña con la familia: los pequeños hacíamos creer a los mayores que les creíamos. Ellos creaban nuestra ilusión y nosotros no queríamos romper su ilusión de ilusionarnos.

Los adultos intentan preservar la inocencia de los niños y los niños juegan a que la preservan. Cuando dejas de ser un iluso, entiendes al compañero de clase que un día te contó el secreto. Entiendes su envidia. Insistes e inventas nuevos motivos para creer: en Dios, en los príncipes azules, en la política, en John Lennon. Y cuando un escéptico te dice «todo es un montaje», le atribuyes esa misma envidia. Prefieres culpar antes a aquellos que te desengañaron que no al artífice de tus deseos.

Por eso, al final de todo, también acabas convenciendo a tus hijos. Porque al urdir la mentira en realidad vuelves a creer. Vuelves a ser aquel niño que se emocionaba en casa de los abuelos al ver la sala de la moqueta verde repleta de regalos porque se había portado bien.