Análisis

Más transparencia y más información

La vertiente sanitaria del caso vivido por Teresa Romero terminará mucho antes que la judicial

JORDI CASABONA

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Ayer Teresa Romero, tras casi un mes de aislamiento, volvió a abrazar la sociedad. Lo hizo en una rueda de prensa en la que agradeció a los profesionales sanitarios su labor y criticó la de los responsables institucionales de la gestión de la repatriación de los sacerdotes Miguel Pajares y Manuel García y de la de su propio contagio. Comienza ahora la tercera fase de esta crisis de salud pública. La primera fue la sanitaria, el contagio que teóricamente nunca debería haber ocurrido. La segunda, la de la comunicación, incluyendo las nefastas declaraciones de Javier Rodríguez, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Y la tercera es la judicial. Teresa y su marido emprenderán acciones judiciales contra diferentes políticos y cargos institucionales. La denuncia del matrimonio no es la única, ya que médicos del Hospital de la Paz también pusieron otra. Esta fase tardará en acabarse.

La fase sanitaria, la científica, acabará mucho antes, dentro de unos días, cuando se haya confirmado que ninguna persona expuesta a Teresa Romero se infectó y la OMS declare -si no hay ningún caso importante más- que España está libre de ébola. En nuestro contexto, y a diferencia de muchos países europeos, los profesionales de la salud pública son mucho menos reconocidos que sus colegas de otras especialidades, y -no sé si como causa o como consecuencia- los políticos suelen atreverse a hablar y decidir mucho más sobre estos aspectos. La crisis de Madrid hasta que se produjo el contagio de Teresa fue un claro ejemplo.

Debate científico

Dado que el impacto poblacional del ébola en nuestro contexto será mínimo, recordaremos esta crisis sobre todo por los titulares de prensa y por las sentencias judiciales. Mal. Debería primar la información y el conocimiento científico de los hechos. En este sentido, llaman la atención las dificultades que hay para acceder a la información interna del Hospital Carlos III. Como ha subrayado el doctor Antoni Trilla, es imprescindible disponer de un informe objetivo y exhaustivo que pueda clarificar lo que se hizo, lo que no se hizo y eventualmente por qué se infectó la auxiliar. Es imprescindible por el derecho a la información que tienen las personas directa e indirectamente afectadas y para que los expertos podamos extraer lecciones que permitan mejorar la gestión de próximos casos. Como tantas otras cosas, lo que en un país desarrollado se soluciona mediante el debate científico o político, aquí se suele solucionar por vía judicial. Mal.

Si por un lado el desprecio de algunos políticos por el conocimiento hace que las crisis no se eviten, vayan peor o simplemente se comuniquen peor, hay otra -y terrible- consecuencia de la ignorancia, que es el estigma y la consiguiente discriminación. Como han denunciado algunos cuidadores de la propia Teresa, ya ha habido casos de rechazo hacia ellos e incluso hacia sus hijos. Mal. Ahora también hay que hacer una contundente campaña de información -y si es necesario, la aplicación de la ley- para que Teresa, sus cuidadores y los respectivos familiares no sufran ninguna consecuencia por lo que ya han sufrido. Nina Pham, la enfermera de Estados Unidos también infectada por ébola, justo al salir del hospital pudo reencontrar a su perro Bentley y el presidente Obama le dio un fuerte y prolongado abrazo. Aquí quizá también será diferente. Mal.