Conferencias de moral y el 'paraíso'

Adrià Gallardo

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Desde que dejara la presidencia de la Generalitat de CatalunyaJordi Pujol se ha dedicado a través de su fundación a dar lecciones de moral ética mediante conferencias en universidades, colegios y círculos de máxima vinculación política. Él, como un señor de avanzada edad, con una dilatada carrera política, con experiencia más que suficiente como para conocer un país y cómo funciona su política, se jactaba de predicar la moral con la que decía haber gobernado durante tantos años Catalunya.

Siempre ha dado un discurso creíble en alguien con las tablas del 'expresident', y jamás le ha temblado la lengua en dar amplias lecciones de humildad y del buen hacer en cualquier estamento de la política. Lo que no consigo comprender, es cómo tiene tan ejercitada la conciencia como para no tener sentimiento de culpabilidad alguno desde hace más de 30 años.

Y es que el hecho de tener cuentas en paraísos fiscales durante más de tres décadas, sin rendir ningún tipo de responsabilidad al respecto, es un comportamiento inadmisible en alguien que ha mantenido la presidencia de un país durante tantos años. No importa la cantidad, ni siquiera la procedencia, siempre que sea legítima, el hecho de haber estado durante estos 34 años reivindicando la ética en política, aconsejando a estudiantes, y pregonando un catalanismo idílico que ahora resulta consistir en hacer la púa a Hacienda, ha sido lo que ha conmocionado a todos los catalanes, que veíamos en la figura del 'expresident' alguien que había dedicado años y años de esfuerzos para Catalunya, pese a la gran discrepancia política que se le pueda tener.

Con un comunicado en el que exculpa a sus hijos de toda actividad no regular, sostenía que no había encontrado la ocasión, hasta hoy, de rendir cuentas a la ciudadanía sobre esta cantidad depositada en paraísos fiscales, insultando así a la inteligencia humana de todos los catalanes, ya que además de haber pasado 34 años, Jordi Pujol ha tenido en sus manos dos injustas amnistías fiscales para declarar el dinero presuntamente heredado.

Para muchos catalanes el 'Molt Honorable' no sirve ya para identificar a Jordi Pujol, porque él ha dejado manchado con este inadmisible comportamiento y poco sentido de país, todo lo que había hecho anteriormente en su gestión política catalana. Ahora hablamos del patriarca de un clan que se ha dedicado años y años a defraudar Hacienda.

Esta situación de tres décadas se ha producido con un expresidente con un coche, una oficina de más de 400 metros cuadrados, escolta personal y una pensión vitalicia pagada por todos los catalanes, que muchos ciudadanos desesperados hubiesen querido.

"Se ha de confiar en la política, porque no todos somos iguales", esto fue lo que Jordi Pujol contestó a un familiar muy directo cuando en una de sus conferencias le preguntó sobre el gran descontento de la ciudadanía con la política. Imagino, que en su cabeza, pasó en ese momento la cifra de su 'herencia'. Menos mal, que aunque no siempre se cumpla, no todos son iguales.