MIRADOR
PSC, calma y federalismo
El domingo pasado los socialistas catalanes obtuvieron el mismo resultado que en las autonómicas de hace año y medio, el 14%. Primera conclusión: el PSC no está en caída libre. Una cosa es repetir un pésimo resultado y otra, precipitarse en el vacío. Solo si se compara con las europeas de hace cinco años, podemos hablar de hecatombe. Pero la situación hoy no se parece nada a la del 2009. En este tiempo hemos sufrido una doble recesión económica y seguimos instalados en medio de una durísima crisis social. Antes gobernaban Zapatero, Montilla y Hereu. Hoy lo hacen Rajoy, Mas y Trias. Y, además, desde hace dos años la situación en Catalunya es muy incierta, pues estamos inmersos en lo que el oficialismo denomina «un momento histórico, único, excepcional». En definitiva, los resultados de las europeas solo se pueden comparar con las últimas autonómicas a las que Artur Mas ya dio carácter plebiscitario.
La comparación es válida solo hasta cierto punto porque la participación ha sido muy baja. Creció más de 10 puntos, pero no pasó del 47,6%. Esa mayor afluencia se debe sobre todo a la hipermovilización de los partidarios de la secesión, cuyo objetivo era convertir estas elecciones en una especie de pre-consulta. Y, la verdad, el resultado no ha sido para tirar cohetes. Por primera vez, ERC se ha convertido en la fuerza más votada, pero CiU se ha dejado casi 9 puntos en relación a las últimas autonómicas, en las que volvería a perder un número considerable de diputados. En definitiva, la suma de ERC y CiU alcanza solo el 45,5%. Se trata de una mayoría minoritaria muy movilizada porque tiene el señuelo de la consulta, pero habrá que ver cómo reacciona tras el 9 de noviembre.
Aquí es cuando el PSC tendrá su oportunidad, pues dispone de la única hoja de ruta transitable, la reforma constitucional para que volvamos a votar todos juntos otra vez. Hoy puede parecer todavía improbable, pero en noviembre faltará menos de un año para las próximas elecciones generales. Además, los catalanes verán con sus propios ojos que no hay consulta y seguramente tampoco elecciones plebiscitarias en su lugar. De modo que se abrirán otros escenarios. También para entonces se sabrá quién lidera el PSOE. Y, finalmente, lo que parece seguro es que, en el próximo ciclo electoral, la debilidad de los dos grandes partidos españoles va a obligarles a pactar grandes reformas institucionales tras la superación de la crisis.
Los réditos en política se obtienen a veces solo a largo plazo. El acoso mediático del soberanismo de estos días contra Pere Navarro refleja que su posición es la acertada. El PSC necesita calma, en lugar de histeria, y sobre todo seguir ensanchando la base de apoyos del federalismo. Navarro necesita cambiar su equipo y otras cosas, pero no su política.
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