Ideas

Echenoz y el Sáhara

JORDI PUNTÍ

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El jueves al mediodía, cuando las calles, coches y toda Barcelona estaban cubiertos de una capa de barro húmedo, salí a pasear y me acerqué a la plaza Tetuán. En la radio, las noticias decían que una nube de polvo y arena llegada del Sáhara se había mezclado con la lluvia y había provocado ese mejunje, y entonces pensé en Jean Echenoz. Tras el éxito de su novela 14, la editorial Raig Verd se ha dado prisa a publicar un título anterior, Córrer, que resigue los éxitos y desgracias del atleta Emil Zátopek.

Córrer es el cuarto libro que se traduce al catalán, además de 14Me'n vaig (Proa) y L'ocupació del sòl (Breviora). En castellano, Anagrama ha tenido la constancia y generosidad de publicar toda su obra desde el primer libro, El meridiano de Greenwich. Quien lo haya seguido estos años, sabrá que tras ganar el Goncourt en 1999, Echenoz viró hacia un estilo más sobrio, con relatos más breves y basados en hechos históricos, que le han traído más lectores. Estas obras, sin embargo, son la destilación lenta de lo que había hecho antes. Echenoz es un fabulador que combinó una escritura experimental que salía del nouveau roman y unas historias trepidantes, que a menudo eran parodias u homenajes de los géneros, ya fuese la novela de espías, de aventuras o policiaca. El juego literario era constante: podía escribir una novela donde todo era de color blanco, donde un terremoto cambiaba de repente la trama, donde un detective amaestraba moscas para que espiaran.

En la plaza Tetuán, el otro día, me acorde de su novela Nosotros tres. El narrador empieza el segundo capítulo contando que el simún es un viento cálido del sur de Marruecos, que «reconstruye el desierto, expropia las dunas, reviste los oasis», luego se eleva cargado de arena y viaja al norte, donde «la alfombra voladora marroquí toca París en plena noche y se esparce allí». La arena cae sobre la rue de Tánger y la plaza de Marruecos, donde el protagonista, un hombre infiel, sube a su coche con los cristales cubiertos de arena. Activa el limpiaparabrisas y la novela arranca. ¡Acción!