'Benvingut'

Marc Marginedas, a su llegada al aeropuerto de El Prat.

Marc Marginedas, a su llegada al aeropuerto de El Prat. / periodico

ADRIÀ GALLARDO

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Tras muchos días de infierno, tras muchos días de soledad, oscuridad y maligno silencio, tras muchos días en los que la única tarea posible era la de pensar y pensar, todo ha acabado. Tras más de 170 días de calvario, Marc, nuestro fiel reportero del campo de batalla, ha sido liberado del secuestro que se produjo el pasado setiembre.

Con un rostro cansado, un andar firme y decidido y una voz entre risas, Marc bajó del avión de las Fuerzas Armadas que le trajo hasta casa, hasta Barcelona, donde le esperaban su familia y compañeros de profesión. Se bajó del avión y se apresuró a los brazos de su hermana, que tanto ha luchado desde que se supo la noticia del secuestro de Marc. Después de indicar mediante abrazos y sonrisas a su familia que Marc ya estaba aquí, se dirigió hacia Marta la jefa de Internacional de EL PERIÓDICO y hacia su director, Enric, y les pidió irónicas disculpas por lo que les había hecho pasar. Ello denotaba que Marc no tenía problemas serios de salud pese a todo.

Alimentado con una dieta muy poco variada, muchos días su alimentación era meramente la de arroz y olivas, y apresado en un silencio muy maligno, Marc, ha superado uno de los retos más fuertes de su vida en el campo de batalla, que era ganar la guerra contra el adversario. Lo ha hecho, ha ganado.

Marc no tiene miedo en el campo de batalla, su cámara es su mejor arma, y la capacidad de ordenación de palabras, es la herramienta táctica más esencial. Con ello es con lo que nos retransmitía día a día como sucedían los hechos en territorio de guerra. Día a día, con su toque personal, Marc era capaz de evitar el parpadeo al leer sus reportajes en EL PERIÓDICO.

Ahora le toca descansar, ha vivido un calvario de 178 días en los que seguramente ha tenido tiempo de pensar cómo contaría a sus lectores la fatal experiencia que ha vivido. Estoy seguro que en estos días de descanso y de recomposición, encontrará un momento en el que pueda plasmar en líneas lo que ha vivido. No me llamen hipócrita si les digo que será fácil ponerse en la piel de Marc, sólo créanme de que Marc es capaz de hacer que se entienda con su habilidad con las letras.

Su andadura por los territorios conflictivos no ha acabado, el periodismo internacional ha de volver a recuperar a uno de los mejores reporteros que jamás se han tenido, y de aquí a nada la redacción de EL PERIÓDICO volverá a gozar de la simpatía y la sonrisa de Marc Marginedas.

Un día nos dijo que explicar lo que sucedía en el campo de batalla le llenaba incluso como persona, creámonoslo, porque aún, hay Marc para rato, para mucho rato.

'Benvingut, company'.