MIRADOR

Mato y Homs, sofismas y disparates

JOAQUIM COLL

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Agárrense, según la ministra de Sanidad, Ana Mato, «el primer indicador que devuelve a España a antes de la crisis» es el avance en la lucha contra la pobreza infantil. Lo dijo en el Senado y se quedó tan ancha, utilizando un dato del INE que apunta a que la tasa de riesgo de pobreza en los menores de 16 años habría retrocedido del 28,9% en 2012 al 27,7% el año pasado, que es como estábamos en 2008. Dejando a parte que es igualmente intolerable una cifra así, el dato en sí mimo es engañoso porque, como explican los expertos, esa tasa no mide la pobreza sino el porcentaje de personas que se encuentran por debajo de los ingresos medios en un momento concreto. Y como los ingresos por hogar cayeron en 2013 un 3,5%, el umbral que marca el riesgo de pobreza relativo también lo hizo. Pero no significa que haya menos pobres ni que la pobreza severa se haya reducido.

Tampoco la infantil, que se ha disparado de forma vertiginosa. La ministra utiliza un sofisma, se sirve de un dato aparente para intentar colarnos la idea de que, superada la recesión, estamos ya en la salida de la crisis, cuyos primeros beneficiarios son, claro está, los pobres. ¿A quién pretende engañar?

No es Mato la única que utiliza sin ningún pudor las estadísticas en un tema tan delicado. También el portavoz del Govern, Francesc Homs, concluía que la pobreza en Catalunya ni se crea ni se destruye, sino que se mantienen inalterable en tiempo entorno al 19,1% de la población. Tenemos unos pobres irredentos, estructurales, vino a decir, aludiendo a unos datos en los que se mezclan churras con merinas. Todo este disparate fue a cuenta del pleno monográfico que PSC, ICV-EUiA y CUP han forzado en el Parlament (sin el apoyo de ERC, tomen nota) para debatir sobre la pobreza infantil. Según UNICEF y el sociólogo Pau Marí-Klose, ronda en Catalunya el 30%.

La punta del iceberg son los 660 casos diagnosticados de menores malnutridos. Pero con ser muy grave, la pobreza infantil no es solo un problema de alimentación. Se manifiesta también en falta de material escolar o vestuario, de higiene por falta de agua o calefacción en las viviendas, problemas bucodentales o de visión, trastornos de conducta, bajo rendimiento escolar y, finalmente, en fracaso social y personal. ¿Han olvidado CiU y ERC las promesas que suscribieron, junto a otras fuerzas, a petición de la plataforma FEDAIA en las elecciones de 2012?

No es aceptable el negacionismo del Govern, en verano del conseller Boi Ruiz y ahora de Homs, que dice que en este asunto hay mucha confusión con los datos. A este paso, no me extrañaría que el CEO, que debe ser ya una estructura de Estado, nos sorprenda con otra disparatada encuesta experimental por internet que edulcore la realidad.