IDEAS

Pienso, luego estorbo

BEATRIZ DE MOURA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Algo especial ocurrió en 70 ciudades de este país el domingo 24 de octubre durante las concentraciones contra la LOMCE gestadas y encabezadas en gran parte por estudiantes. Gracias a la naturaleza misma de sus protagonistas -directamente afectados por esa ley-, y por el contenido de sus lemas y pancartas, estos se impusieron claramente a otras marchas más sindicales y sectoriales. Sin divagaciones ni concesiones, arremetieron contra quienes motivaban su protesta. Avanzaron decididos, la expresión severa y reflexiva sin por ello perder humor y alegría. En fin, lo vi todo en diferido, claro, y aun así me emocioné. Luego, fotos y reportajes me remitieron, cómo no, a un ya remoto mayo 68 parisino, esta vez menos a lo loco y más certeramente.

Una foto en especial me deslumbró. Un joven -al que, por supuesto, recuerdo muy guapo- blandía una pequeña pancarta que decía: Pienso, luego estorbo. ¡Por fin, alguien reconoce hoy públicamente que pensar es también un arma, o en todo caso un escudo contra el Poder! ¿Es este lema solitario tan solo cosecha de aquel joven o es fruto de la experiencia de muchos? Sea cual sea la respuesta, para mí esta es la idea que definía lo que yo quise adivinar en la naturaleza profunda de aquella protesta, de aquella rebelión… si es que lo ha sido.

En cualquier caso, todo indica que algunos sí se sintieron alcanzados por el dardo arrojadizo de nuestro joven pensador. En un video suministrado a los medios -sin posibilidad de respuesta-, la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, tras quitarle como siempre importancia a la jornada, declaró que los lemas fueron «demagógicos, simplistas, en muchos casos ofensivos y que no tienen nada que ver con la propuesta de la reforma».

Los jóvenes que piensan la estorban, Sra. Gomendio, reconózcalo. Sí, pensar estorba todo aquello que se opone a la razón, y el proyecto de ley que usted defiende, Sra. Gomendio, ha demostrado ser muy poco razonable.