Velando por los intereses europeos

Vemos cada día cómo los gobernantes de cada Estado de laUnión Europea se preocupan básicamente de los asuntos internos de su país yactúanexclusivamenteen función de las conveniencias de su estado.

Y podríamos decir que es lógico que sea así. También en periodos electorales o preelectorales (es decir, casi siempre, porque cuando no son unas elecciones generales, son presidenciales o regionales o locales) actúan a menudo pensando sólo en los intereses de la fuerza política que representan.

Entonces, ¿quién vela por los intereses de todos, es decir, por losintereses europeos? Podríamos contestar que la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo.

Bueno. Si nos fijamos en laComisión Europea, la mayoría de los comisarios son propuestos por las fuerzas políticas que gobiernan en cada país, es decir, que en general están supeditados a los mandatos de sus gobiernos estatales.

Si nos fijamos en elParlamento Europeo, las listas electorales en la mayoría de países las hacen los partidos nacionales, lo cual hace que a menudo los diputados estén supeditados a los intereses de los partidos de ámbito nacional.

Y finalmente, elConsejo Europeo está formado por los jefes de Estado y de Gobierno de cada uno de los países de la Unión y, estamos acostumbrados a oír en las ruedas de prensa posteriores la valoración de los resultados en función de las ventajas conseguidas para sus países .

Y volvemos a donde estábamos al principio: ¿quién es el que realmente puede actuar con la vista puesta en losintereses de la Unión? ¿Qué hay que cambiar para que la Comisión responda realmente a los intereses de la Unión? ¿Y en cuanto al Parlamento y al Consejo europeos?

Creo que elpresidente de la Comisión tendría que ser lacabeza de la lista europea más votada, lo cual significa que sería un miembro elegido directamente por la ciudadanía europea. De hecho, en las próximas elecciones, así lo harán algunos partidos europeos.

Y en cuanto a loscomisarios, creo que habría que mantener el sistema de elección basado en lapropuesta de los Estados miembros con el visto bueno del Parlamento después de pasar por una audición.

El Parlamento también tiene que cambiar, necesitacircunscripciones electorales por regiones y un sistema delistas abiertas (como ya se hace en muchos países) para que los diputados y diputadas tengan que responder a los electores y no sólo a los partidos.

Y finalmente, por lo que se refiere al Consejo Europeo hay que cambiar las normas a la hora de tomar decisiones,acabar con los votos por unanimidady adoptar las mayorías teniendo en cuenta el criterio del número de población y no sólo el de Estado.

Con estas medidas no se produciría un milagro, pero tendríamos unas instituciones europeas menos supeditadas a los intereses nacionales y, en fin, más europeas, valga la redundancia.

Blogde Maria Badia