¡Música, música, música!

Tocadiscos con cinco brazos, de Yuri Suzuki.

Tocadiscos con cinco brazos, de Yuri Suzuki.

LAURA MARÍN

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El pasado 21 de junio celebramos elDía de la Música. Sí, ya sé, es otro de esos miles de días que sólo sirve para reivindicar de vez en cuando una causa, pero hay que reconocer que éste era más divertido: conferencias, talleres, demostraciones y conciertos. Y entre todas esas actividades, una de aquellas charlas nostálgicas con los amigos: ¿os acordáis de lo bien que sonaban los vinilos?

En realidad no sé si sonaban mejor, pero lo cierto es que la manera de producir, acceder y escuchar música ha cambiado mucho con los años. Desde los años 30 cuando aparecieron los primerosvinilos, hasta eliPodhemos disfrutado de lamúsica enlatada de muchas maneras y, en todas ellas, había un punto de debate. ¿Qué sistema ofrece más calidad? ¿Qué reproductor es más cómodo? ¿Potenciamos lapiratería si nos permiten bajarnos miles de canciones almp3?

Ese vinilo del los años 30 no triunfó demasiado. Eran tiempos difíciles para la economía y la clase media no podía permitirse demasiados lujos. Siguieron investigando y presentando propuestas nuevas, hasta que en 1948 la CBS lanzó el formato 12” LP, con una duración por cara de 25 minutos, y asequible. Entonces la música se escuchaba en “comunidad” y era otro de esos puntos de unión entre familia y amigos.

En la lucha por perfeccionar el sonido, es Phillips quien introduce dos grandes innovaciones en la segunda mitad del siglo XX: el lanzamiento delcassette en 1963, y el sistema de grabación digital en 1979. Ese mismo año, Sony lanza el primer walkman, que permitía obtener una buena calidad de sonido (aunque los nostálgicos del vinilo no estarán demasiado de acuerdo con eso) en un reproductor portátil. Esto cambió radicalmente el negocio deltocadiscos, ya que el cassette era mucho más fácil de reproducir y más barato.

A mediados de los 80, elcompact disc se convierte en el nuevo soporte. De nuevo, parece aportar más calidad sonora y más capacidad de almacenaje decanciones, además de comodidad a la hora de usarlo. Pero ninguno de los anteriores puede compararse al iPod, que posiblemente sea el mayor avance tecnológico en la historia de la música de los últimos años. Pero también, probablemente, el responsable del incremento exponencial de la piratería musical: ¿cuántos podríais permitiros comprar las miles de canciones que caben en un iPod?

El iPod tiene muchas ventajas que parecen disimular que no ha sido capaz de ofrecer una calidad de sonido superior a la de sus antecesores. No obstante, esto parece importar poco a las nuevas generaciones, más acostumbradas a la cantidad y la comodidad. ¿Conseguirán los nostálgicos explicarle a los niños de hoy qué es y cómo suena un tocadiscos?

Postpublicado en el portal de opinión50x7