Los ex hablan

"El día después nadie se acordaba de las graves acusaciones que demostraban la estrecha relación de Aznar con la trama 'Gürtel'"

José María Aznar

José María Aznar / vmo

JORDI XUCLÀ

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Esta semana han hablado dos expresidentes del Gobierno español, José María Aznar y José Luís Rodríguez Zapatero. El primero ha sido muy hábil para hacer correr una cortina de humo sobre sus problemas. Un día sale en la portada de un diario de Madrid que la trama 'Gürtel' pagó parte de la boda de su hija y dos días después concede una entrevista donde se justifica y habla de política con una sombra de retorno.

El día después todo el mundo hablaba en el Madrid político de las palabras gruesas de Aznar, nadie se acordaba de las graves acusaciones que demostraban su estrecha relación con la trama 'Gürtel' y que lo habrían podido perseguir durante semanas. Un buen despropósito dicho a tiempo tapa noticias más relevantes en estos tiempos de la realidad de plasma y del fast news. Por cierto, desde las antípodas ideológicas y con angustia por sus opiniones sobre Catalunya, hay que decir que Aznar tiene bastante más genio político que este presidente Rajoy que nos gobierna con escepticismo y ganas de fumar puros y ver pasar el tiempo.

También ha hablado Zapatero, con menos maquiavelismo, es así de naif, para decir que sus dos principales errores fueron reconocer tarde la crisis (dos años haciendo ver que llovía!) Y el Plan E. Y se ha quedado tan descansado. Solo estas dos confesiones ya oscurecen mucho su mandato en un balance del conjunto. El Plan E fue un capricho infantil, o cómo un socialista llevaba las lecturas de oídas de Keynes a los ayuntamientos o qué se debía hacer para maquillar durante un año las cifras del paro en el campo de la construcción. Una temeridad.

Aquellos 50 mil millones de euros malgastados habrían podido ser cruciales, en 2008 y 2009, para hacer una política económica de reconducción drástica de la economía especulativa hacia una economía productiva, de provecho. Los malos momentos no reconducidos a tiempo se pagan caros durante años.

BANALIZACIÓN DEL NAZISMO

El miércoles 22 de mayo, en la sesión de control al Gobierno del Estado, pregunto al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, si piensa pedir perdón por el galardón que la delegada del Gobierno en Catalunya, María de los Llanos de Luna, dio a un integrante de la Hermandad de la División Azul en el acto de homenaje a la Guardia Civil que se celebró a principios de mayo.

Lejos de tener una respuesta propia de un ministro demócrata de derechas homologable a la derecha demócrata europea, el ministro de la policía defiende del acto y lo enmarca en un proceso de "reconciliación" en el que pone al mismo nivel a los homenajeados aviadores republicanos durante la Guerra Civil y a los hombres de la División Azul.

La diferencia es que los primeros perdieron una Guerra Civil fruto de un golpe de estado, las guerras civiles siempre las perdemos todos, y que los segundos fueron la división 250 del ejército alemán nazi, la Wehrmacht, el ejército que perpetró el mal absoluto del Holocausto, seis millones de judíos exterminados, más de un millón de gitanos exterminados. Ustedes se pueden imaginar hoy a un representante democrático de Alemania, Francia o Gran Bretaña entregando un premio a un soldado vestido de nazi? Porque exactamente de eso estamos hablando. Exactamente eso es lo que hizo María de los Llanos de Luna, que ya debería haber dimitido o haber sido cesada. No me considero nada radical en la defensa de esta posición, me considero un demócrata escandalizado por la banalización del nazismo y el Holocausto que algunos todavía mantienen. El ministro del Interior, por ejemplo. Da miedo.