Al contrataque
Mezquinos y ruines
@julia_otero
Julia Otero
Periodista
Dirige y presenta el magazine de tarde en Onda Cero, 'Julia en la onda'. Licenciada en Filología hispánica por la Universidad de Barcelona, ha trabajado tanto en radio como en televisión y forma parte del Colegio de Periodistas de Catalunya desde hace 25 años.
Julia Otero
Cada semana tiene su aprendizaje, y la que estamos terminando, también. Hemos aprendido, por ejemplo, que un becario de detective puede dar con sus huesos en la cárcel en menos de 48 horas por haber colocado un florero customizado en medio de dos señoras, mientras queFèlix Milletse pasea desde hace tres años por la zona alta de Barcelona oLuis el cabrón Luis se va a esquiar a Canadá porque le estresa acudir a su casa de Vaquèira, donde tiene a la canallesca en la puerta. Ambos desconocen lo que es una sola noche en comisaría.
Es verdad que no se deben minimizar las consecuencias del espionaje de Mortadelo que padece la clase política y empresarial catalana, pero debería ponerse tanto ahínco en defender la intimidad y honor de los 'señores de Barcelona' como en proteger a los ciudadanos de los grandes ladrones que nos saquean. Por cierto, que este dispendio de querellas, fiscales, policías, jueces y demás personal que trabaja sin descanso en el 'affaire'de los espiados también va a costar un riñón. Al contribuyente, por supuesto. A ver si creen que alguien va a pagar una costa de toda esta sinfonía de pleitos y demandas. Es una cuestión de Estado y el Estado son ellos.
Ricos y solidarios
Otra lección moral de la semana ha sido que los profesionales bien retribuidos deben abandonar cualquier compromiso o sensibilidad social. Si alguien comoBardempuede, por ejemplo, cerrar la planta de una clínica privada para que su mujer dé a luz, no está autorizado a reivindicar que quienes no puedan hacerlo encuentren en la sanidad pública un servicio digno. Al parecer, los ricos tienen que ser mezquinos e insolidarios. Que aprendaBardem de la hija de Fabra:"¡Que se jodan!". Ahora bien, si es usted marquesa del barrio de Salamanca puede montar con sus amigas un rastrillo a beneficio de los pobres, o si es la reina de España ponerse en una mesa petitoria de la Cruz Roja. En esos casos, la caverna no ruge ante la hipocresía y demagogia de esas elegantes damas, metidas un rato a defensoras de los necesitados. El que pone voz a los que no la tienen debe acreditar que se viste en mercadillos, que desconoce el sabor de los percebes y que viaja en 'low cost'.Los acomodados no pueden ser de izquierdas. Quienes llaman a eso demagogia son los mismos, sin embargo, que aplauden a los parados o empleados en precario que votan a partidos de derecha. Ellos sí entienden cómo va esto, ellos sí saben que la única forma de comer es ponerse al lado del que sirve el plato. En fin, gente respetada por su claudicación silenciosa y responsable.
Al parecer, el éxito y el dinero obligan a abdicar de cualquier empatía con los que siempre tienen la vida de culo. Si lleva usted una falda de Dior comoMaribel Verdú,escuche el arrullo del tafetán y hágame caso, no se meta en política (¿de qué me suena esa frase?). Ahora bien, no se pregunte qué hace el Papa de Roma difundiendo la palabra deCristodentro de unos zapatos rojos exclusivos fabricados por el diseñador más caro de Italia. Los ruines no soportan que otros les dejen con su miseria moral a la intemperie.
- Manolo García: “De estas elecciones me ha gustado que, de cada dos catalanes, uno no ha ido a votar”
- Esto es lo que más mira Hacienda este año de tu declaración de la renta
- En estas localidades de Catalunya también es festivo este lunes, día de la Segunda Pascua
- El agujero de la orientación escolar: 'Me costó mucho encontrar apoyo para hacer FP; como mis notas no eran malas creían que era una pérdida de talento
- Estos mutualistas se quedan sin recuperar su dinero de la renta
- La palabra catalana de tres letras para despedirse que debería usarse en toda España
- Xavi decepciona a Laporta, que planea su despido inmediato
- Tres históricos dejan el nuevo Balcón Gastronómico del Port Olímpic de Barcelona y llega el primer relevo