LA SENTENCIA DEL TC SOBRE EL MATRIMONIO HOMOSEXUAL

Ay Joel... quiero entenderlo pero no puedo

"Vivimos en un país que está abierto a la libertad, en el reto de la construcción de un país libre, reunificado y con plenas libertades ciudadanas, pero la envidia es más fuerte"

Concentración de gais y lesbianas en la Puerta del Sol para celebrar el fallo del Constitucional.

Concentración de gais y lesbianas en la Puerta del Sol para celebrar el fallo del Constitucional. / ms

Carme Porta

Carme Porta

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El miércoles pasado, el colectivo Lesbianas, Gais, Bisexuales i Transexuales (LGTB) celebrábamos una muy buena noticia: después de siete años de tropiezos, posicionamientos ideológicos (que no jurídicos), desaparición-reposición-mandatos agotados-plazas vacantes-jueces dimitidos y una Iglesia integrista que ha ido expresando y expandiendo su "malestar" por el hecho de que la gente sea feliz... Pues bien, siete años después lo festejábamos: elTribunal Constitucionalemitía una resolución en la que desestimaba el recurso de inconstitucionalidad del PP contra el matrimonio igualitario.

Esta es una buena noticia para la gente del colectivo LGTB, la que se ha casado y que no nos casaremos nunca, pero también por la gente de bien, por la sociedad ... 'legalizan' lo que ya sabíamos legal y reconocen que es posible dentro de su Constitución, la que, en principio, abre puertas a los derechos mientras los que la interpretan los cierran.

Llega, sin embargo, la segunda parte. ¿Todos contentos? Ah, ¡no! Que vivimos en un país de envidiosos, un país que está abierto a la libertad, en el reto de la construcción de un país libre, reunificado y con plenas libertades ciudadanas... pero la envidia es más fuerte.

No ha habido una única voz,  pero si quizála más mediática, la que ha expresado tener "envidia" de los homosexuales porque han sido "respetados" por el Tribunal Constitucional porque "en España se puede cambiar de sexo, pero no de nacionalidad".

A mí no me deja de parecer curioso que cada vez que un colectivo fuertemente discriminado, como es el colectivo LGTB, les son reconocidos derechos largamente reivindicados, se expresan las raíces profundamente machos y heterocèntriques.

Yo, como catalana de primera generación, soy independentista desde hace más de 30 años, como mujer milito de feminista desde hace más de 25, por mi orientación sexual soy activista LGTB desde hace más de 20 y como trabajadora hace muchos años que estoy sindicada (eso sí, ¡he pasado por dos sindicatos!) El hecho de que la manifestación del Onze de Setembre fuera tan increíble, tan mayoritaria... que el clamor fuera un "independència!" me hizo feliz.

Pensé que el país que yo quería, un país libre de personas libres, era posible. Y que la independencia ya no era un sueño, ni era solo que el dinero se quedase en casa... sino que podíamos construir una nueva sociedad más libre, con más derechos. El país que yo deseo es independiente, con voluntad de reunificación nacional y con voluntad de políticas integradoras, justas, de reconocimiento de la diferencia.

En el país que yo deseo, los derechos no están unos por encima de otros, ser mujer con plenitud de derechos y ciudadanía plena, poder formar una familia, amar o casarse, si se quiere, sea cual sea la orientación sexual de las personas, trabajar con un salario y unas condiciones dignas... un país libre de personas libres. Yo lucho precisamente para que cuando seamos independientes y se produzca un reconocimiento de derechos más allá del centro del mundo masculino (sea catalán, ugandés o vietnamita) no haya una reacción adversa tipo "¿y yo qué?" o "yo la tengo más...". Porque un país se construye de voluntades y las voluntades son múltiples y diversas, pero todas animan hacia la libertad. En mi país caben también las mujeres (la mayoría social, por cierto), de clase baja y orientación sexual oprimida. ¿O quizá no es el país de todos?

El Tribunal Constitucional, siete años después, siete años llenos de sufrimientos y angustias por muchas familias, ha reconocido la validez legal del matrimonio igualitario y, en cambio niega derechos nacionales de Catalunya... Pero eso son dos noticias diferentes. Alegrémonos por una y sigamos luchando por la otra, pero no las enfrentemos.

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