Gente corriente

Pedro Armestre: «La ilusión de la gente permanece en la Puerta del Sol»

Fotoperiodista. Ha editado con las aportaciones de mecenas un libro de fotografías de los indignados.

«La ilusión de la gente permanece en la Puerta del Sol»_MEDIA_1

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MAYKA NAVARRO

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Difícil fotografiar a un fotógrafo. A la mínima, dejaba de posar para Agustín Catalán y nos fotografiaba a nosotros y a su Puerta del Sol. El kilómetro cero de las ilusiones de los indignados es el escenario en el que transcurre la historia en imágenes que este orensano afincado en Madrid narra en su libroPlaza Tomada.

-Cierre los ojos y…

-¿Es necesario?

-Sí. Piense en Sol, describa la foto...

-¿Tiene que ser real? Hay una foto que no existe… ¿Tengo que seguir con los ojos cerrados?

-No.

-Mejor. Me da igual que sea bonita o fea. Me importa que transmita lo que está ocurriendo. Es una foto de ilusión. Una mirada. El germen de Sol no fue solo la indignación, sino la ilusión por cambiar las cosas.

-Vivió un mes con los indignados.

-Percibí que aquello era diferente, se veía en los ojos de la gente. Supe que era el comienzo de algo grande. Con el paso de los días decidí que yo haría mi propio relato de lo que estaba viviendo y sintiendo.

-Dormía entre cartones.

-No podía salir de Sol. Quería estar allí. Con otros compañeros montamos nuestro castillo forrado de cartones en torno a un set de televisión. Con los días me mudé al hostal de Josefina, con vistas a la plaza.

-Lo pasó bien.

-Claro que sí. Vamos por la vida como si fuéramos los salvadores del mundo diciendo que tenemos que estar en los sitios porque se lo tenemos que contar a la gente. Eso es mentira. Vamos porque nos gusta. Porque somos unos cotillas y porque nos pagan por contarlo. En Sol me sentía cómodo. Pero ha sido una experiencia más, no algo que me vaya a cambiar la vida.

-Fotografió la indignación.

-Lo hice observando mucho, pasando desapercibido. Para transmitir hay que sentir. Y lo que yo sentía era la ilusión compartida por cambiar las cosas. Estaba en las miradas.

-¿Sintió la necesidad de guardar la cámara y corear consignas?

-Sí, pero no lo hice. Al final, había momentos en que necesitaba salir de Sol porque me estaba metiendo demasiado en la historia y creando vínculos con personas que estaban empezando a contaminar mi visión imparcial de lo que sucedía.

-Nunca fue uno de ellos.

-No, yo soy un indignado de toda la vida, pero no por Sol. He sido un protestón y un quejica siempre, y ahora me pueden llamar indignado, pero porque es la palabra de moda.

-¿Hay que mantener la distancia?

-Sí. Estoy totalmente en contra del periodismo comprometido. El periodismo solo se puede comprometer con la verdad, con todos sus matices. Gusten o no gusten.

-¿Y qué aportan las 100 fotos de su Plaza Tomada?

-Juntas tienen una coherencia, un ritmo y una finalidad. Cuentan la historia de lo que allí ocurrió. No busco complacer a nadie. Busco contar el 15-M como lo viví y lo sentí.

-¿Y ahora quién ocupa la plaza?

-Permanece la ilusión de la gente. Es un lugar cargado de energía.

-Su libro tiene mecenas, ¿por qué?

-Es una forma alternativa de compartir la ilusión y las ganas que yo tenía por hacer este trabajo. Amigos y desconocidos han hecho una aportación y tendrán su recompensa,Plaza Tomada. Este es un proyecto que solo sale si hay gente interesada.

-¿Y su recompensa?

-Sentimental. El libro me ha dado muchas satisfacciones y esos 40 días en los que el proyecto estaba en la web de Verkami buscando mecenas fueron duros, pero emocionantes. Este modelo,crowdfunding,basado en el mecenazgo, es válido. A mí me ha permitido contratar a profesionales y pagarles. Estamos en un momento muy chungo para todos, pero este sistema hay que explotarlo porque funciona con los que consiguen entusiasmar con una buena idea.

-Y si no fuera fotógrafo...

-Sería cualquier cosa relacionada con la tierra o el campo. Compré un libro en el Rastro y me construí una cámara que conservo. Soy persistente. Estudié y aprendí en la calle.

-Dedica Plaza Tomada a sus hijos, Pablo y Mar. ¿Qué les cuenta?

-Que las cosas importantes no son las materiales, y que los grandes cambios empiezan por nosotros mismos. Que sean buenas personas.

-Como su padre.