La gestión del teatro público catalán

¿Lliure y provinciano, 'conseller'?

El mensaje es que no es posible programar sin acomodarse a la madrileñización de la cartelera

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ESTEVE MIRALLES

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¿La literatura catalana debe tener presencia y visibilidad en Barcelona? ¿O es un objetivo político de la Generalitat invertir dinero para que no la tenga?

He recibido el programa de la temporada 2011-2012 del Teatre Liure. Es la primera temporada de la nueva etapa deLluís Pasqual. Como se ha hecho tristemente habitual en los teatros públicos catalanes,Pasqualha obviado la presentación de un proyecto artístico y se ha limitado a defender (con la excusa de la crisis) un esquema de programación. Nuestros dirigentes políticos, presentes en los consejos de administración de los teatros, lo permiten, preocupados solo por el número de funciones y los índices de ocupación.

Entre los promotores bienintencionados de la candidatura dePasqualse aseguraba que el nuevo director garantizaría la fidelidad al «espíritu fundacional del Lliure» y que acabaría de corregir la «descatalanización» del proyecto, una corrección, hay que decirlo, que la última etapa deRigolahabía emprendido, y quePasqualha abortado. De hecho, a la vista del programa 2011-2012, está claro que las dos premisas han sido traicionadas de entrada. Primero, porquePasqual ha programado como un burócrata, arbitrando coproducciones, y segundo, porque la presencia del teatro catalán, tanto el patrimonial como el contemporáneo, es escasa ysecundarizada.

Hay que celebrar el nivel general de la programación y algunas novedades. Es una muy buena noticia que el teatro, finalmente, se haya decidido a crearEl Lliure dels nens.Y también es muy buena noticia la presentación barcelonesa deBlai Mateuo el reencuentro escénico con la obra deRamon Gomis, de la mano del Caer de Reus.

Pero no entiendo cómo liga «el espíritu fundacional del Lliure» con una programación que compra más que produce. ¿Dónde está el Lliure como centro de creación teatral? ¿El equipamiento de exhibición ha ahogado definitivamente el proyecto artístico?

Las únicas producciones exclusivas del Lliure anunciadas en el programa son tres cositas. Y las coproducciones en que el teatro parece tener la iniciativa artística (sobre 30 espectáculos programados) son tres o cuatro, quizá cinco.

El mensaje al sector teatral catalán es diáfano: el acceso a la programación del Lliure está restringido a aquellos que puedan aportar, además de una propuesta artística, fuentes de financiación. Ya sea porque reciben otras ayudas públicas (Conca, Inaem, Icub), ya sea porque son creadores-gestores que autoinvierten dinero público en sus montajes o ya sea porque otros teatros han apostado por sus propuestas y disponen de una coproducción.

Pasqualha dejado de ser un director artístico (generador de propuestas) para convertirse en el gestor de una central de compras teatral.

Hay que celebrar la media docena de coproducciones con los dos centros públicos de Reus y de Salt-Girona, centros que sí parecen tener proyectos artísticos propios, y que saben dar más juego, también a directores de escena sin teatro propio. Curiosamente, es en estos centros no dirigidos por directores de escena, sino por gestores artísticos competentes (Cèsar Compte, Salvador Sunyer), donde la accesibilidad creativa se mantiene abierta.

En Catalunya, por último, el mensaje que se divulga es este: no es posible programar un teatro público sin dinero de Madrid. O sea: sin acomodarse a una provinciana madrileñización de la cartelera. (El panorama de los teatros privados, en este sentido, es aún peor.)

¿El propósito de tener un Gobierno autonómico, y con competencias exclusivas en cultura, era este? ¿Elconseller de Cultura de un Gobierno catalanista no tiene nada que decir?

La próxima temporada, sobre una treintena de títulos, el Teatre Lliure programará una docena de producciones o coproducciones sufragadas con fondos de organizaciones radicadas en Madrid: cinco (¡sí, cinco!) del Centro Dramático Nacional, incluida la dePasqual.

Insisto: ¿cuál es el mensaje de los teatros públicos a la cultura catalana?

En el programa de temporada del Lliure, cuando se habla de dramaturgos contemporáneos de cerca, se sitúa en la misma lista,indiferenciadamente,Ramón GomisyPau Miró,junto aMayorgayCavestany, deSanzoly deGarcía May.

No diferenciar es actuar ideológicamente. Pregunto: ¿cuándo se ha aprobado, políticamente hablando, que la españolización literaria es una de las misiones culturales de los teatros públicos catalanes?

Y sí, es evidente: cuando se imponen las coproducciones estatales, salen recibiendo los montajes de textos del patrimonio teatral catalán. En la 2011-2012, en el Lliure dePasqual, todo sumado, se hacen cuatro lecturas y la reposición (cuatro días) de la lectura dramatizada de laSardàsobreSagarra. Ocho funciones de literatura catalana patrimonial, en medio de más de 300 funciones de la temporada.

¿Es poco, o no? Es menos de un 2,5% de presencia. ¿Es poco, o es defendible?... ¿Qué piensa elconsellerMascarell?Escritor y traductor.