Opinión | Editorial

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La CAM y la política

La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

La información que se va conociendo sobre las cuentas de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), aun siendo escandalosa, tiene la virtud de confirmar la impresión generalizada de que la intervención del Banco de España ha sido adecuada. Los detalles de las presuntas irregularidades que han llevado hasta aquí a la caja alicantina coinciden con los que se conocieron tras las intervenciones de CajaSur y de Caja Castilla-La Mancha: concentración excesiva de riesgo en las mismas empresas y mala gestión del crédito. Por tanto, no es descartable que sus administradores reciban también sanciones e inhabilitaciones para ocupar responsabilidades en el sector.

El caso de la CAM tiene un par de características singulares. La caja continuó haciendo inversiones en el negocio inmobiliario en el 2009, casi dos años después de que se desatara la crisis de las subprime, unas apuestas de las que se han derivado importantes pérdidas. De la misma forma, concedió créditos que en su conjunto superan los 160 millones de euros a sus propios directivos, dos de los cuales -el presidente y la directora general- habían sido autorizados para aprobar préstamos sin pasar por los filtros habituales de control de riesgo.

Y, además, la caja alicantina ha estado muy expuesta a la influencia de los partidos políticos, el PP en este caso. De hecho, esta caja fue uno de los últimos campos de batalla de Eduardo Zaplana y Francisco Camps en su lucha por el control de los resortes del poder valenciano. Tuvo que intervenir Mariano Rajoy, que lo hizo a favor de Camps y contra la lista de candidatos a ocupar los órganos de gobierno de la caja que Zaplana había pactado con los socialistas. La otra caja de la comunidad, Bancaja, ahora integrada en Bankia, está presidida por José Luis Olivas, expresidente de la Generalitat de Valencia durante el año que medió entre la salida de Zaplana y la elección de Camps. Esos antecedentes hacen más extraña la insistencia del dirigente valenciano del PP Esteban González Pons acusando al Banco de España y al Gobierno de haber tardado en intervenir. No se puede decir que levantar ese tipo de cortinas de humo para desorientar a los ciudadanos sea lo que cabe esperar del vicesecretario de información de un gran partido.