Más seguridad en la red

Que los 77 millones de usuarios de la Playstation vía internet no puedan usar temporalmente esta herramienta de ocio por la intrusión sufrida por Sony en el sistema informático que regula el acceso a su popular consola es un contratiempo trivial. Lo grave es que el incidente afecta directa y negativamente a la confianza de los ciudadanos en general en la seguridad de las redes telemáticas, un elemento clave para la implantación definitiva del comercio electrónico en un mundo globalizado y cuando todos los expertos otorgan a este sistema de compraventa un papel clave para dinamizar la economía en medio de la profunda crisis actual. A título de ejemplo, 8.900 millones de euros al año en España.

Aun admitiendo la imposibilidad de la seguridad absoluta, tanto en la vida real como en la virtual, es sorprendente que una compañía puntera del sector tecnológico como Sony no tuviera unos mecanismos más eficaces para proteger los datos personales y el número de la tarjeta de crédito de sus usuarios de Play

station, hoy posiblemente en manos de hackers. Como sorprendente y paradójico resulta que esta masiva fuga de información haya trascendido porque las normas de EEUU son más estrictas que las de la UE con quienes prestan servicios vía internet.

El siniestro es lo suficientemente grave como para que, más allá de insistir en la elemental prudencia por parte de los usuarios, las empresas tecnológicas y las autoridades sean más exigentes en pro de la seguridad de la red. Eso no es ningún juego.