El día a día ciudadano

La Catalunya oculta y silenciosa

Hoy somos un país con déficit de liderazgo pero con gente corriente que hace cosas importantes

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MIQUEL BARCELÓ

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En todos los países hay personas que aparecen a menudo en los medios de comunicación. Son personajes de la política o de la vida económica y social que llenan páginas de periódicos y minutos de los medios audiovisuales. Líderes políticos y líderes sociales que, de alguna forma, bien o mal, representan al conjunto de los ciudadanos. Esos líderes cumplen una función importante, son referentes del conjunto de la población. Representan lo mejor y lo peor.Pep GuardiolayJosé Mourinho. Ferran AdriàyMilletyMontull.Barack ObamaySilvio Berlusconi.Son líderes en los que el resto de la población nos reconocemos o rechazamos. En cualquier caso, son una representación de la sociedad.

Pero más allá del país que sale en los medios, existe otro. Un país oculto que pasa sin llamar la atención. Hoy querría destapar una Catalunya oculta que merece ser conocida. Miles y miles de personas que trabajan duro para lograr sus objetivos personales, familiares y colectivos. Catalunya es hoy un país con déficit de liderazgo, pero con gente que hace cosas importantes. Demos un vistazo a esa Catalunya oculta.

En el mundo de la empresa, miles de personas trabajan cada día para sacar adelante sus proyectos. La crisis económica está poniendo muy difícil que las empresas puedan competir a nivel internacional. Son miles los trabajadores que no miran el reloj ni el calendario para mejorar cada día su trabajo. Muchos empresarios se llevan trabajo a casa los viernes por la noche y se pasan una parte del fin de semana repasando cuentas y buscando nuevas oportunidades. Miles de emprendedores intentan impulsar nuevos proyectos, viajan buscando nuevos mercados y entrevistan, un sábado por la mañana, a candidatos para trabajar con ellos. Son muchos los comerciantes que han visto cómo bajaba el consumo y se estrujan las meninges para atraer a nuevos clientes.

En el sistema de enseñanza, la maestra de escuela que revisa, un domingo por la tarde, las clases que dará la próxima semana. El profesor de formación profesional que prepara las prácticas un día después de cenar. La profesora de la universidad que, después de tres horas de clase, busca por internet nuevos casos para presentar a los alumnos del máster. El rector o rectora que llama un sábado por la mañana al director de la facultad para asegurarse de que ha entendido bien el documento que piensa presentar la semana siguiente en el claustro. Elprofeque se pasa el sábado por la tarde contestando una parte de los centenares de correos que ha recibido la semana anterior y que no ha podido ni mirar. Los profesionales jóvenes que dedican uno o dos años de su vida a trabajar y estudiar, sacrificando sábados y domingos y buena parte de las vacaciones.

Aquel profesional de la sanidad que eligió el trabajo por vocación, y que trabaja más de 24 horas seguidas atendiendo a enfermos e informando a familiares. O que se pasa un fin de semana en urgencias haciendo de tripas corazón para rehacer lo que algún inconsciente ha destrozado. Aquella asistente social que, después de no parar en todo el día, a las nueve de la noche todavía encuentra tiempo para visitar a la anciana que se ha quedado sola. El profesional que, una vez jubilado, se va cada día a trabajar de voluntario a una oenegé.

En el mundo de la cultura, los centenares de jóvenes que se pasan el día con la música, el teatro o el diseño por ordenador. El joven que ha ido a Barcelona a estudiar diseño y trabaja por las noches en un bar para pagarse el piso compartido y la comida. Los actores y las actrices que buscan quien los contrate -«para aquella obra que me gustaría tanto hacer»- o que se pasan horas y días haciendocastingsy esperando que les llamen. La concejala de cultura de una ciudad pequeña que, cuando acaba el trabajo, se va al ayuntamiento a intentar programar la nueva temporada con menos dinero que el año pasado.

En el mundo de la investigación, trabajando hasta altas horas para preparar el artículo que tengo que enviar el lunes a aquella revista de primer nivel. En el mundo profesional, preparando una oferta para un concurso internacional que nos permitirá mantener el estudio abierto y no despedir a más gente. Aquel joven profesional venido de fuera que no acaba de encontrar trabajo. El emigrante que ha acabado la obra y que deberá recoger chatarra en un vertedero como hacen sus hermanos. A los catalanes recientes y a los de toda la vida que han visto que hay que echar el resto para poder salir adelante.

Hoy, miles y miles de personas forman esta Catalunya oculta, silenciosa, que trabaja día a día con ilusión y esperanza de futuro. Seguramente son muchos más que los que he presentado. Solo he recordado a personas con nombres y apellidos, personas que conozco y que me encuentro a menudo. Son ciudadanos anónimos que representan al país real.

Es un país oculto, pero real, que nos hace ser optimistas cara al futuro. Permítanme que, en medio de tanto ruido mediático, les dedique este pequeño homenaje. Presidente de la Fundació Btec.