El turno

Solos y mal acompañados

MARTÍ GIRONELL

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Roban para ir a la cárcel y huir de una sociedad individualista que los arrincona, que los ignora. La pequeña delincuencia protagonizada por la tercera edad es un fenómeno en alza en Japón. La soledad y la falta de recursos económicos son las principales razones que empujan a delinquir a los abuelos, un colectivo cada vez mayor en la sociedad japonesa. Y esto ocurre en Japón, que siempre se había distinguido por tener un trato preferente -de respeto, veneración y admiración- por sus abuelos. ¿Por qué arrinconamos a la gente mayor? Algo tendrán que ver las teorías catastrofistas sobre el envejecimiento de la población, que, se quiera o no, conllevan que los viejos se sientan culpables ante las otras generaciones, que hacen recaer sobre ellos los estereotipos de generar gastos y ser una carga social y familiar. ¿Dónde quedan el respeto, la experiencia, la sabiduría, la paciencia, la observación, la lentitud, las convicciones, los valores, el sacrificio, en definitiva, el ejemplo, el referente de aquellos que ya han vivido y de los que nos conviene aprender?

Hace 40 años un científico norteamericano advirtió de la crecienteancianofobiaen la sociedad, de una intranquilidad profunda y repulsiva a envejecer y a mirar con desagrado y repelús todo lo relacionado con la vejez, que a su juicio iba indefectiblemente ligada a la enfermedad, la incapacitación y a transformarlo en un miedo a la fragilidad, la inutilidad, la impotencia. Es aquella contradicción tan humana: todos queremos llegar a viejo pero nadie quiere serlo.

Uno de los símbolos de la cultura antifascista,Marcos Ana,seudónimo del poetaFernando Macarro Castillo,con más de 90 años en las espaldas, sostiene que tenemos la edad que ejercemos. Y la mayoría de abuelos -aquí o en Japón- ejercen de personas mayores con un espíritu joven porque es así como se encuentran: con ganas de aprovechar el tiempo, porque solo se es viejo cuando se tiene más alegría por el pasado que ilusiones de futuro.