Dos miradas
El falo de Italia
Y de nuevoBerlusconi.De nuevo esa grotesca caricatura de nuestras contradicciones. El esperpento que se revuelve en el estercolero de las ideas más retrógradas, esas que, como el pus, se ocultan debajo de una piel aparentemente inmaculada, pero que pudren e infectan el interior del pensamiento.Berlusconies el viejo vampiro que trata de engañar al tiempo chupando sangre cada vez más joven. Y con su patético gesto consigue la admiración de todos los que querrían sumergirse en orgías de sexo prohibido para alabanza de su marchita virilidad.
Berlusconies el prepotente, el vanidoso de la ignorancia que anima a los jóvenes a no leer la prensa y a casarse con ricos, el presidente que fabrica leyes a la medida de sus negocios personales y que jalona sus discursos con chistes que degradan a la mitad de sus ciudadanos, tratando a las mujeres como objetos que, solo en el caso de ser bellas, vale la pena tener en cuenta. Y es también en esa chulería y en ese desprecio a la ética donde encuentra la mina de sus votos. Unos votos que nacen de una conciencia ciudadana infectada de indiferencia y frustración.
Mi vecinoFonallerasconstata que en cualquier país civilizado, la sola insinuación de una posible relación de un presidente con una menor causaría un descalabro constitucional. Esperemos que el falo de Italia no se convierta en un faro más de esta Europa de rumbo incierto.
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