Dos miradas

Nueve monjes y una cena

JOSEP MARIA FONALLERAS

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La críticaImma Merinoha destacado la última cena. «Se puede vivir como uno de los momentos más conmovedores del cine reciente», ha dicho. Se refiere a la comida frugal que comparten los miembros de la comunidad cisterciense de Tibhirine, en el Atlas argelino, justo antes de que les llegue, en forma de secuestro, la tragedia. Una tragedia que se palpa a lo largo de toda la película,Des hommes et des dieux, un film que habla de hombres solos, de hombres desesperados y miedosos, de hombres valientes y tranquilos, de hombres que ríen y lloran, que, sin dejar de ser hombres, saben que son poseedores de una porción de la divinidad que se ha hecho carne. Son nueve monjes que siguen las reglas de sanBenitoy que participan de las ceremonias islámicas del pueblo donde viven y que contemplan, sin heroicidad, sin deseo de martirio, la lenta, inefable deriva hacia una muerte anunciada. En esta cena que les digo, el hermanoLucaparece en el refectorio con dos botellas de vino francés que quizá tenía guardadas para una ocasión más memorable.

Pero esta también lo es. Ríen porque entienden la grandeza de su renovada, cada día renacida espiritualidad. Y lloran porque son humanos y saben que el fin está cerca. No hay, en esta película sublime, ni una brizna de la bazofia de autoayuda que comemos cada día. Hay una cena que conmueve. Una historia de pasiones, de silencios, de hombres solos que se funden dentro de la niebla.