De la mina al despacho

Una de las palabras más utilizadas este año que acaba ha sido crisis, por razones obvias. Pero otras, como por ejemplo emprendedor, confianza o renovación, también. Lo dice un estudio que se ha hecho con más de un millón y medio de personas de todo el mundo y que ha detectado que palabras como vuvuzela o iPad, China u Obama también se han usado bastante. Y entre las más usadas también hay la palabra mineros. Enseguida recordarán por qué: es por los 33 mineros chilenos que sobrevivieron bajo tierra 70 días. Y ustedes dirán: ¿y qué tiene que ver? Muy sencillo. Estos mineros han sabido sacar provecho de una grave crisis, personal y profesional, para, con una gran confianza en sí mismos e investidos de un espíritu emprendedor, fundar una sociedad, una empresa que vele por sus intereses. Así lo acordaron por mayoría, como supongo que también acordaron los mínimos para que la supervivencia no saltara por los aires unos cuantos metros bajo tierra, sometidos a otras presiones.

Ahora ellos decidirán sobre todo lo que se diga y escriba sobre ellos: videojuegos, películas o libros. Ellos decidirán su futuro y también cómo denuncian las condiciones laborales en que se trabaja en las minas. No olvidemos que aquello fue un accidente laboral fruto de la irresponsabilidad de unos empresarios que escatiman recursos para obtener más margen y beneficios a expensas de la seguridad de los trabajadores. Pasarse al otro bando y hacerse empresarios ha acallado muchas bocas que creían que los mineros se deslumbrarían y se cegarían por la popularidad y el dinero fácil. Han demostrado que tienen mucha vista y los pies en el suelo. Solo ellos decidirán si la verdad sobre la odisea de los 70 días queda enterrada para siempre jamás bajo la arena del desierto de Atacama o sale a la luz. Una verdad que no saldrá por ninguna grieta ni por ninguna filtración subterránea si ellos no lo permiten, aunque esté Wikileaks.