MIRADOR
Y Mourinho enmudeció por un día
Emilio Pérez de Rozas
Periodista
Licenciado en Ciencias de la Información por la UAB. Hijo de Carlos Pérez de Rozas, sobrino de Kike y Manolo Pérez de Rozas, integrantes de una auténtica saga de fotoperiodistas. Trabajó en Diario de Barcelona, fundador de El Periódico de Catalunya en 1978 también formó parte de la redacción en Catalunya del diario El País. Colaborador del diario deportivo Sport y vinculado al departamento de Deportes de la cadena COPE, que dirige Paco González. Emilio suele completar muchas de sus informaciones con sus propias fotos, en recuerdo a lo aprendido junto a su padre y tíos.
EMILIO PÉREZ DE ROZAS
Es posible, sí, bueno, es cierto, totalmente cierto y más conociendo a Pep Guardiola, que el míster azulgrana se prepara, entrena, las conferencias de prensa. No por él, sino por lo que es y representa. Durante mucho tiempo ha tenido en la punta de la lengua una respuesta, una admiración, sí, una admiración, hacia su eterno rival, el Real Madrid, que hasta ayer, curiosamente, no ha podido lanzar a los mil vientos, tal vez porque no se había producido ni la pregunta ni, afortunadamente, el resultado que le forzara a verse obligado a dar esa certera explicación.
Durante mucho tiempo, durante siempre, Guardiola ha pensado que una de las cosas que más diferencian al Madrid del Barça y, por suspuesto, a ambos clubs, plantillas, entornos y, ahora más que nunca, a sus dos entrenadores es el desparpajo, el atrevimiento, la valentía, incluso, sí, la cara que tienen los blancos, chulitos ellos (lo digo en el buen sentido de la palabra, tal y como lo piensa también el noi de Santpedor) para afrontar una paliza como la que sufrieron el lunes. Por eso cuando ayer le preguntaron cómo se sentiría él si José Mourinho y su Madrid le hubiese metido una manita de goles en el primer clásico del año, Guardiola vio la oportunidad para soltar lo que lleva pensando desde hace tiempo: «Seguro que mucho más deprimido de lo que están ellos tras un 5-0, siempre tan valientes y atrevidos. Eso es digno de admirar en ellos».
Es posible, muy posible, que a Guardiola le importe poco cómo ha dejado a su adversario, pero debería de saber que, por lo visto, oído e imaginado en la conferencia de prensa de Mou de ayer, Special One está hecho polvo. Tocado. Jamás una conferencia suya duró tan poco y dejó tan escasos titulares. Puede que la profesión, la decepción, el dolor, la rabia, vaya por dentro. Puede, como señaló el míster azulgrana, que el Madrid ahora sea más peligroso que nunca y puede que ese «animal competitivo» que lleva dentro Mou salga a flote pronto. Puede. Pero, de momento, Mourinho se ha tenido que comer sus palabras. Todas. Guardiola, Messi, Xavi, Iniesta, Villa, Piqué, Puyol, Valdés, todos, le contestaron en el campo que es donde deben hacerlo, donde son buenos de verdad. No fue un baño, fue un yacusi.
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