Opinión | Editorial

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Más impuestos para las rentas altas

La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

Cuando José Luis Rodríguez Zapatero presentó en mayo pasado su drástico plan de ajuste hizo una alusión a que prepararía cambios para que «los que más tienen» contribuyeran más al erario público. Y tras un rosario de pronunciamientos de distintos ministros, no todos ellos coincidentes, la vicepresidenta Elena Salgado habló ayer de «pequeños ajustes fiscales» para los Presupuestos del 2011. Según las filtraciones que se precipitaron pocas horas después, el Gobierno incluirá una subida del tipo marginal máximo del IRPF del 43% actual hasta el 45% -o quizá el 47%- para rentas que superen los 120.000 o 130.000 euros anuales. El cambio afectaría a unos 160.000 contribuyentes, algo menos del 1% del total, que pagarían como mucho unos 1.000 millones adicionales, aproximadamente el equivalente al 1% del déficit público del país de estos momentos.

Como se ve, es una medida más simbólica que efectiva. Idéntica a la que ya adoptó la Generalitat y que también supondrá una recaudación extra mínima, de unos 75 millones. Sumadas las dos subidas, las rentas más altas de Catalunya tendrán un marginal del 50%. El Gobierno hace un gesto a la izquierda y a las clases populares a solo unos días de la huelga general y cuando se halla a medio camino entre las profundas reformas que ha acometido y las que abordará en el futuro próximo. Lo va a hacer a través de los Presupuestos, lo que le podría granjear, si no el apoyo, sí la neutralidad de algún grupo parlamentario.

El Gobierno necesita cuadrar los números y reducir el desequilibrio presupuestario hasta dejarlo en el 3% en el 2013. Y es difícil que pueda lograrlo únicamente con recortes de gasto; incluso sería deseable que no utilizara solo las tijeras, porque los damnificados siempre son los mismos. Pero si no resultara ya cansino, habría que llamar la atención sobre el fraude y la relajada conciencia fiscal de los ciudadanos. También hay que reclamar al Gobierno que afine el sistema tributario español. Que acabe, por ejemplo, con las fórmulas legales que permiten la existencia de falsas empresas que dan cobertura a actividades profesionales como si fueran empresariales con el único objetivo de eludir -evadir, hay que decirlo claro- impuestos.