la tribuna

De Wembley a Wembley: a por la cuarta

Los culés esperamos que el próximo 28 de mayo el Barça vuelva al estadio del renacimiento del club

Koeman lanza la falta que dio la victoria al Barça en Wembley en 1992.

Koeman lanza la falta que dio la victoria al Barça en Wembley en 1992.

Alfred Picó

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Todavía conservo en mi discoteca un entrañable maxi-single (disco de vinilo con una sola canción) titulado Ara ja som campions!. Era una melodía bailable y pegadiza compuesta después de la final de Wembley por Quique Tejada y otros reyes del max-mix de la época. El estribillo proclamaba una y otra vez que por fin éramos los mejores de Europa. En casa la bailábamos día y noche. Aquel cañonazo de Ronald Koeman en el minuto 111 cambió la historia del Barça y nuestra autoestima.

Wembley fue un exorcismo: murieron los fantasmas del pasado (el de Berna y el de Sevilla) y nació el espíritu ganador. Johann Cruyff les dijo a sus hombres en el vestuario: «No ha sido fácil llegar hasta aquí. Habéis tenido que luchar y sufrir. Salid al campo y disfrutad». Y el dream team (que solo tenía dos jugadores de la cantera, Guardiola y Ferrer) derrotó a la Sampdoria de los ilustres Cerezo, Vialli y Mancini. Los culés esperamos que el próximo 28 de mayo el equipo vuelva al escenario del renacimiento. Ya saben, el Pep team nos debe una.

El sorteo invita a soñar. Nuestro grupo es asequible a pesar de la presencia del maléfico Rubin Kazan (el Hércules del año pasado) y de su inquietante entrenador siempre pegado a un rosario. Si nos tomamos los seis partidos de la liguilla con un mínimo de seriedad estaremos en octavos de final.

También me anima que nuestros rivales más desagradables, Real Madrid e Inter, hayan caído en los grupos de la muerte. Me excitan varias fantasías. Por ejemplo, que el Milan gane al Madrid con goles de Ibrahimovic, Ronaldinho y Robinho. Sería apoteósico. Y que el Inter, que jugará contra el Tottenham, Twente y Werder Bremen, quede en tercer lugar y se vaya directo a la Europa League. Por cierto, que el exequipo de Jose Mourinho (ahora en mano de Rafa Benítez) perdió la Supercopa de Europa y ya no podrán igualar el récord del Barça. Ha sido un golpe muy doloroso para todos los madridistas que deseaban minimizar el éxito de las seis copas.

el barcelonismo lo tiene claro: «¡A por la cuarta!». Los culés del siglo XXI somos optimistas y ambiciosos. El eminente doctor Cruyff erradicó de nuestras mentes el pesimismo patológico. Su discípulo más avanzado, el filósofo Guardiola, ha dado un paso más y con un tratamiento de choque (ocho copas en dos años) ha conseguido que vivamos en un estado de felicidad permanente sin necesidad de substancias psicotrópicas.

Empezamos la nueva temporada con la moral por las nubes (la inexplicable derrota del sábado no cuenta, ¿verdad?). En siete meses hemos ganado dos campeonatos del mundo (el Mundial de clubes y el de selecciones), el recuerdo del 2-6 nos sigue acompañando, la cantera brilla y el club respira calma institucional. Especialmente emotiva fue la noche del Gamper. ¿Quién decía que el Barça no sabe despedir con elegancia a sus jugadores y dirigentes? Rosell y Laporta compartieran foto y Ronaldinho, otro héroe de este happy Barça contemporáneo, fue aclamado por todos los socios. Un babero, por favor.

Y para que la fiesa pueda ser completa el Millonarios de Madrid lleva dos años en blanco y parece que sigue navegando sin rumbo. Algunos seguidores ya silban al equipo y la prensa merengue cuestiona a Mourinho. Sensacional. Con tantas alegrías ha sido más fácil digerir los últimos contratiempos: el fichaje frustrado de Cesc, el caso Ibra y los números rojos.

mañana empieza el camino a Wembley con un Barça-Panathinaikos (que, la verdad, me suena más a baloncesto que a fútbol). No es el partido más deslumbrante del año, pero desde hace unas horas noto un cosquilleo en el estómago. Estoy un poco nervioso. Pero solo un poco, que si no Guardiola se enfada conmigo. Para relajarme bailaré en el comedor Ara ja som campions! y los nuevos éxitos culés: Viva la vida, de Coldplay, y Human, de The Killers. De Wembley a Wembley. Tan lejos, tan cerca. ¡A por la cuarta!

*Autor de las novelas culés Blai Grana y Sí, sí, sí. Hem guanyat a París.