Cartas de los lectores I

Perspectiva de la política española desde Andorra

Los últimos días de vacaciones los pasé en Andorra y en Catalunya, donde dejé de percibir el obsesivo aire de crispación que ciertos medios de comunicación esparcen como una epidemia. El pequeño país pirenaico tiene su propia vida política, con su peculiar jefatura de Estado que comparten el obispo de La Seu d'Urgell y el presidente de Francia. Su fuente de ingresos principal es el turismo, los artículos son más baratos, hay unos museos interesantes y las calles están bien cuidadas. Lástima que el catalán, pese a ser la lengua oficial, no se use mucho. En varios comercios los dependientes atienden solo en castellano, y los pocos cines que vi solo proyectan películas extranjeras en la lengua de Cervantes.

Después viajé a Barcelona y allí seguía pensando en lo absurdo de la política española tal y como se vive en Madrid. Es sorprendente, por ejemplo, que Federico Jiménez Losantos tenga tanto predicamento, y que en la capital actúe gente de la extrema derecha con total impunidad, como lo demuestran la bomba contra Leo Bassi y la paliza a un cuñado de Esperanza Aguirre, autor teatral, dada por dos nietos de Blas Piñar. Y luego está la presencia de esa megabandera española en la plaza de Colón; no hay otra de ese tamaño en el mundo, ni siquiera en países tan patriotas como EEUU y Francia. Por lo demás, tuve una interesante conversación, en catalán, con una amiga francesa que no entiende la beligerancia de Albert Boadella contra su propia tierra. En fin, que mientras en Catalunya y Andorra viven con un estilo más europeo, en Madrid casi todos los políticos lanzan paranoicos ataques a todo lo que no les gusta.

Julián Juan Lacasa

Madrid

CRÓNICA DE LAS VACACIONES

¿Mileuristas?

Daniel Morillo

Sant Boi de Llobregat

Leí en agosto, en el suplemento Verano de EL PERIÓDICO, unos reportajes en los que, bajo el título de Mis vacaciones mileuristas, una serie de lectores narraban sus aventuras en otros países. Ha sido muy buena la aportación de estos narradores, pues hemos podido conocer anécdotas y lugares interesantes. Pero los últimos días leí la crónica de las vacaciones de unos mileuristas en Marruecos, en la que los tales mileuristas destacaban la pobreza del país. Eso me parece hipócrita e injusto.

Según contaban, con pocos euros podían comprar y hacer lo que querían y regatear sin respeto alguno, y presumían de tener a un guía a su disposición todo un día, como si de un esclavo se tratara. Para colmo, narraban cómo se habían ido de un local sin pagar porque el camarero tardó en servirles. He aquí el turismo de la hipocresía.

PSICOSIS AÉREA

El avión de Bogotá

Claudia Göhnert

Barcelona

Fui a Bogotá, el 23 de agosto, por motivos laborales. Al no encontrar el billete que yo quería, tuve que comprar uno, muy caro, de Air Comet, una compañía no conocida. Luego supe que pertenecía al grupo español Marsans y eso me tranquilizó. Pero el vuelo de Madrid hasta la capital de Colombia empezó con dos horas de retraso sin que hubiera explicación alguna, ni disculpas. Desde la cafetería del aeropuerto se veía a un montón de gente al lado del avión gesticulando y hablando. Una vez hecho el embarque, tuvimos que esperar una hora hasta que produjo el despegue. En ese tiempo, como en todo el viaje, el comandante no se molestó en informar a los pasajeros de las causas del retraso. Esta es una actitud impensable en Lufthansa, KLM o Air France. Cuando pregunté a un miembro de la tripulación, me contestó con aire prepotente que el comandante no tenía obligación de informar a los pasajeros.

Al fin, casi tres horas más tarde de lo previsto, comenzamos el viaje. El servicio era malísimo. Durante el vuelo pude oír cómo un azafato hablaba de un problema que había habido en Barajas porque, debido al calor, una parte del avión se había recalentado, pero que eso no se podía comunicar al pasaje porque "la gente no lo entendería y se enfadaría". Como viajera frecuente, puedo decir que, en general, la atención al cliente en compañías españolas es pésima. Mientras el viajero español --y también el latinoamericano-- no reclame un mejor trato, seguirá sufriendo y pasando disgustos.

QUEJA EN TORNO A LA TELEFONÍA

Baja no solicitada

Pedro Maynés Sánchez

Barcelona

El 11 de agosto, sin mediar aviso, me dieron de baja en Ya.com: hubo un corte radical de toda conexión de teléfono e internet. Contacté con el servicio de atención al cliente y me confirmaron la baja porque otro proveedor había reclamado mi línea. Yo no he autorizado ni cambio de proveedor ni portabilidad alguna. No quisieron informarme de quién había sido, pero a través de Telefónica supe que era Albura, empresa filial del grupo Ya.com (ahora France Telecom). Informé de esto a Ya.com, que lo negó todo.

He tenido que pedir una nueva línea con el consabido coste (tarjetas, correo electrónico). El caso está denunciado en la Oficina Municipal del Consumidor del Ayuntamiento de Barcelona, así como en la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones. Y he remitido una carta certificada, con acuse de recibo, a France Telecom España, con sede en Madrid. Para acabar, recibí una factura de Ya.com por valor de 11,60 euros por los trámites de la baja. Una baja que yo no solicité y que, por consiguiente, no pienso pagar.

LA ACTIVIDAD DE LOS OKUPAS

Libertad irresponsable

Carme Llunas Pérez

Barcelona

Grupos alternativos, como los okupas, dominan la ciudad gracias a la ineficacia e irresponsabilidad de los políticos. Personas o colectivos que piden permiso (y pagan) para hacer una fiesta con hora de inicio y final, respetando horarios y normas, no tienen sitio en nuestra sociedad. Para evitar problemas es mejor que, en nombre de no sé qué libertad, haya colectivos que no respeten las normas ni el descanso de los vecinos, colectivos en los que la convivencia no entra en sus esquemas impositivos.

Esto acabará cuando los ciudadanos responsables empecemos a funcionar igual. No estoy por la labor, pero tendremos que empezar a actuar. Eso sí, estamos en desventaja: no seremos capaces de quemar coches y contenedores, romper cristales y lanzar botellas y piedras; no podremos, por educación y porque madrugamos para trabajar. Hay un pasotismo de los cuerpos de seguridad --deben de seguir instrucciones-- ante el que los contribuyentes nos sentimos desprotegidos e indignados.

LA DIADA DE SANT FÈLIX

Errores sobre 'castells'

Xavier Brotons Navarro

Vilanova i la Geltrú

Me decepcionó la crónica de EL PERIÓDICO del 31 de agosto sobre la diada de Sant Fèlix del día anterior en Vilafranca del Penedès. En el mundo de los castells, la diada de Sant Fèlix es como la final de la Liga de Campeones para los amantes del fútbol; por eso los aficionados a los castells no entendemos que dicha crónica tenga errores como los siguientes: una de las colles de Valls se llama Colla Joves Xiquets de Valls, y no Colla Jove dels Xiquets de Valls como dice el texto. Hay un párrafo que afirma que "se habían propuesto cargar..."; lo que intentan las agrupaciones es descargar los castells; con cargarlos no basta.

Otro fallo es cuando dice que la Colla Joves Xiquets de Valls "tenía el reto inédito (...) del tres de nou amb agulla". Este reto lo tenían los Castellers de Vilafranca y la Colla Vella dels Xiquets de Valls, no la Joves. Luego, se refiere a Manel Urbano como "uno de los castellers" de la Colla Vella dels Xiquets de Valls cuando Urbano es el cap de colla adjunto.

Y el quatre de nou amb folre i agulla dels Castellers de Vilafranca no fue exactamente "otra de las grandes sorpresas de la jornada", sino el castell más importante del día.

AYUDA AL TERCER MUNDO

La mejor solidaridad

Pedro Serrano Martínez

Valladolid

Millones de personas mueren en el mundo pobre mientras el mundo rico se entretiene en grandes cumbres y promesas para acabar con el hambre y las enfermedades de millones de seres humanos. La experiencia nos dice cuán escasos resultados se obtienen de esas rimbombantes reuniones. La mejor solidaridad para acabar con la miseria, la enfermedad, la explotación y la muerte de millones de desheredados es el control de natalidad: que esos niños que luego mueren de hambre no lleguen a nacer.

EL ESTILO DE LAS TELEVISIONES

Colores agresivos

Marta M. Salas

Girona

Escribo en nombre de un grupo de personas mayores que pasan muchas horas viendo la televisión. Nuestra queja es que en la mayoría de los programas los colores son muy agresivos y los textos que se superponen son difíciles de leer. Los responsables de esas normas deberían pensar en la gente con dificultades para ver bien y ordenar que los rótulos y las letras fueran más claros y sobre fondos más suaves.