Montjuïc

ARTURO San Agustín

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Otra vez hubo ayer apagón en Barcelona. Lo sufrieron los vecinos de Vallcarca y fue breve si lo comparamos con la catástrofe de julio. Ayer solo estuvieron algo más de una hora apagados. El problema es que, desde la catástrofe de julio, los barceloneses somos gatos escaldados y a un gato escaldado no hay dios que le pase la mano por el lomo.

Aquí muchos políticos quieren sacar tajada de estas oscuridades a que nos han condenado el tío Pizarro o el sobrino Atienza. Oscuridades y retrasos que, sin pretenderlo, se han convertido en partitura para independentistas. O sea, que nos cabrea que algunos políticos nos tomen por lo que no somos. Nos tienen a oscuras, llegamos tarde al trabajo por culpa del tren, pero no somos tontos. Somos incapaces de organizarnos inteligentemente, pero ese es otro defecto.

El domingo, viendo en la televisión cómo el presidente Montilla se convertía en improvisado lanzador o pitcher en Montjuïc, comencé a temer lo peor: que entre en competición con el actor Joel Joan, que le debe bastante a las ubres públicas y que, quizá por eso, parece haberse rajado, que es como lo dicen los mexicanos. Lo del béisbol de Montilla fue como una aparición mariana, pero sin milagro.

Algunos, lo primero que hicimos al verlo, fue tirarnos prudentemente al suelo por si equivocaba el lanzamiento y nos daba con la pelota de béisbol en los morros. Luego, cuando pasó el peligro, nos levantamos y, mirando la pantalla, nos enteramos de que Montilla había lanzado el saque de honor en el partido que clausuraba el Campeonato de Europa de béisbol.

Se nos dice que lo del béisbol presidencial tuvo que ver con el homenaje a su suegro, que fue periodista deportivo, pero algunos maliciamos que tiene que ver con las desgracias que estamos sufriendo los barceloneses y su uso partidista por parte de algunos. Quizá algún asesor ha sugerido a Montilla que debe dar muestras de audacia, de liderazgo. Si eso es así, el béisbol no es un buen camino para que logre ese objetivo. Me lo ha dicho el espíritu de Joe DiMaggio.