Ángeles González-Sinde: "Las palomitas son el principal ingreso"

OLGA PEREDA

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Es complicado ser responsable de una industria que no vive sus mejores momentos. Ángeles González-Sinde (Madrid, 1965) ocupa un puesto para el que no se presentan muchos voluntarios: la presidencia de la Academia de Cine. Tiene que atender infinitas peticiones de colegas, así que su móvil no para de sonar. Lo apagará durante las vacaciones, aunque promete cogerlo "si se trata del fontanero".

--¿Ser presidenta de la Academia de Cine es como ser la presidenta de la comunidad de vecinos?

--Es algo parecido, aunque un poco mejor. En la Academia hay 14 especialidades y tienes que estar al tanto de los problemas de todo el mundo, desde los montadores hasta los responsables de la edición del sonido.

--¿Qué es lo que más le ayudó a ser guionista, la perseverancia de su madre o el libro de David Mamet Los tres usos del cuchillo

--Todo te ayuda. Mire, yo estudié Filología Clásica. Imagínese qué tiene que ver con el cine. Pero a mí la formación lingüística me ha servido para escribir guiones y estructurar las historias. A veces parece que haces cosas en la vida que no van a ningún lado, pero todo suma.

--Como guionista, ¿cuesta mucho convencer a los productores de las bondades de tus textos?

--Claro que cuesta, pero es parte del trabajo. Tienes que estar constantemente negociando, seduciendo y escuchando. A veces nos quejamos de que nos critican mucho los guiones, pero es que un texto nunca está bien a la primera. El otro día me decía Almodóvar que él, cuando rueda, es ya la décima reescritura.

--En sus guiones hay muchos sentimientos. ¿Le afectan personalmente las historias que escribe?

--Más bien al revés. Escribir guiones es liberador y terapéutico.

--¿Qué es más importante a la hora de abordar la creación, tener talento o ser muy disciplinado?

--Por mucho que tengas talento e imaginación, si no tienes disciplina no haces nada. Eso lo aprendí de un pintor, que me dijo que para él lo más difícil no era pintar sino ir al estudio todos los días. Ya sabe... que la inspiración te pille trabajando.

--Usted dejó la televisión por las tiranía de las audiencias. ¿Es menos estresante hacer cine?

--Me encanta la tele, y si me quise dedicar a esto no fue por el cine. Yo quería ser guionista de televisión, donde trabajé mucho tiempo. En este país se ha hecho muy buena ficción, pero últimamente la calidad y el resultado no son todo lo buenos que podrían ser. Quizá el luchar tanto por la audiencia hace que las cosas se hagan demasiado deprisa.

--Sí, pero las series españolas están viviendo un momento muy dulce. No sucede lo mismo con el cine.

--Hay muchas variables que influyen. Por un lado, vamos menos al cine. Además, hay más multisalas, pero el número total de cines ha bajado, sobre todo en el centro de las ciudades. Y, por último, los españoles no tenemos tiempo para nada. Pasa lo mismo con el deporte. Ir al gimnasio después del trabajo y del atasco diario es algo heroico. El modelo de negocio también ha cambiado mucho. Las empresas se concentran ahora en grandes lanzamientos. Son películas de aventuras y evasión que atraen a los que tienen más tiempo: los jóvenes.

--En cualquier caso, ¿no cree que la gente ha adoptado el latiguillo de que "el cine español es malo"?

--Sí, existe la idea de asociar lo español con lo que no es bueno. Pero las cifras de audiencia deVersión españoladicen lo contrario.

--Una encuesta reciente decía que los espectadores creen que el cine patrio es demasiado intelectual.

--Otra generalidad. Se habla de cine español como si fuera un género, como si todos fuéramos iguales.

--También se dice que los filmes españoles no reflejan la sociedad actual, aunque yo me pregunto si Transformers o TransformersSunshine

--El cine siempre refleja la sociedad en la que se vive, aunque a veces uno no se da cuenta.

--Ir al cine es algo que ha perdido magia. Ahora en casa podemos disfrutar de una gran pantalla donde ver filmes que están en cartelera. Y, además, sin soportar a los que comen palomitas.

--Es verdad que algunas salas no se han modernizado lo suficiente.

--¿Usted no podría hacer nada para que se dejen de vender palomitas?

--¡Es imposible! Las palomitas y las chucherías son el principal ingreso de las salas.

--¿Hay miradas femeninas en el séptimo arte o los únicos géneros que existen son las comedias y los dramas?

--Sí que hay esas miradas, sobre todo en el tratamiento de los personajes. En el caso de las directoras, los hombres salen mejor parados.

--Los políticos están discutiendo ahora la ley del cine. ¿Usted cree que los diputados van a las salas?

--No. No tienen tiempo y deberían ir más porque generan publicidad.