teatro

'Feísima enfermedad...': 'cum laude' para La Calòrica

Diez años después, la compañía ha repuesto la que fue su primera obra. Ya dejaban claro el potencial que les ha llevado a ser una compañía de referencia

Esther López, Júlia Truyol, Aitor Galisteo-Rocher, Xavi Francés y Carla Rovira, en una escena de la obra.

Esther López, Júlia Truyol, Aitor Galisteo-Rocher, Xavi Francés y Carla Rovira, en una escena de la obra. / periodico

José Carlos Sorribes

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Diez años después, queda claro que fueron pocos, sobre todo programadores, los que vieron ‘<strong>Feísima enfermedad y muy triste muerte de la reina Isabel I</strong>’. Porque solo así cabe explicar que la primera obra de la compañía <strong>La Calòrica</strong>, un trabajo de final de curso del Institut del Teatre (no lo olvidemos) con temporada posterior en el Versus, haya tardado tanto tiempo en volver a un escenario. Y si lo ha hecho ha sido porque la propia compañía se lo planteó al Teatre Lliure cuando su director, Juan Carlos Martel, le abrió las puertas para este homenaje a una década de vida.

Pues bien, en ‘<strong>Feísima...</strong>’, repuesta hoy con algunas variaciones y más medios que en el taller de su estreno, ya están todos los argumentos que han hecho de <strong>La Calòrica</strong> una compañía de referencia en el teatro catalán y que debería haber dado bastante antes el salto a un gran escenario público. Porque es una pieza sobresaliente. Ahí es nada atreverse a mezclar en una ópera prima la influencia de los dramas históricos de Shakespeare con el esperpento hispano, con la farsa más grotesca. Y, además, salir con la cabeza muy alta.

Historia y sarcasmo

Historia y sarcasmo Antes que nada, el dramaturgo Joan Yago ya dejó huella en ‘<strong>Feísima...</strong>’ de que estamos ante una firma imprescindible de la dramaturgia catalana. Yago juega en la Champions de la escritura teatral, al servicio de <strong>La Calòrica</strong> o en otras aventuras (‘You say tomato’, ‘Sis personatges. Homenatge a Tomás Giner’). El texto en verso sobre el fin del reinado de Isabel de Castilla y su marido Fernando de Aragón -con su hija Juana la Loca y su marido Felipe el Hermoso y el cardenal-consejero Cisneros como invitados- merece la máxima nota. No estamos ante un tratado histórico, pero sí contiene mucha historia y mucho sarcasmo político alrededor de una mujer poderosa, y también cruel. Se consideraba una elegida de su tiempo y se resistía a dejar el mundo terrenal, pese a la enfermedad que la atormentaba. Ritmo y vigor narrativos fluyen siempre junto a detalles continuos de humor hilarante. Como cuando Juana le recuerda a Isabel, al querer que sea su heredera, que está loca (de amor y algo más) y su madre responde: “Da igual. ¡Ancha es Castilla!”.

La dirección de Israel Solà alimenta de forma sobresaliente el ritmo del texto y cuenta siempre con el apoyo del reparto. Es un acierto el juego del teatro isabelino inglés del cambio de sexo en el rol de Isabel (extraordinario y rotundo Aitor Galisteo-Rocher) y el cardenal (gran Carla Rovira, en su regreso momentáneo a un grupo que dejó tras el primer estreno). Xavi Francés también se sale como el calzonazos Fernando (o Ferran, como se dice en otro guiño brillante), al igual que Júlia Truyol como Juana, Marc Rius como su marido -ese archiduque de Austria que ponía el tono ‘europeo’ en una corte imperial tan rancia-, o Esther López como la criada protagonista del colosal cierre.

Las formas también están a la altura del fondo. En la soberbia escenografía-retablo de Albert Pascual, también responsable de un gran vestuario, sí se notan los medios que no había en la primera versión. Un trabajo que a buen seguro se llevó el sobresaliente de sus profesores y que hoy se gana el ‘cum laude’ en un pase en el Lliure que se antoja breve.