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La mirada poética de José Gurvich, en la Sala Dalmau

Últimos días para visitar la exposición del artista uruguayo de origen lituano, que fue uno de los principales discípulos de Joaquín Torres-García

'Bañistas del Cerro' (1958), de José Gurvich.

'Bañistas del Cerro' (1958), de José Gurvich. / periodico

Sonia Gutiérrez

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La obra de José Gurvich (Yetsmev, Lituania, 1927-Nueva York, 1974) no se entiende sin la influencia de su maestro, Joaquín Torres-García, el gran referente del constructivismo latinoamericano. Sin embargo, Gurvich fue mucho más que un discípulo aventajado; logró crear un estilo propio, marcado por los numerosos viajes que realizó y, especialmente, por sus estancias en Israel. La <strong>Sala Dalmau</strong> dedica una exposición a este artista en la que se aprecia su evolución, desde las primeras pinturas, con una fuerte huella del constructivismo, hasta sus últimas obras en Nueva York, donde ya había desarrollado simbología propia: ojos, círculos, torres, escaleras... conformando un mundo irreal, casi mágico.

En las obras de Gurvich están presentes conceptos como el amor y la religión, y encontramos un elemento “poético, espiritual”, explica Mariana Draper, directora de esta galería especializada en vanguardias y arte contemporáneo y vinculada al universo de Torres-García, que celebra sus 40 años con esta muestra que ha pasado por Washington, Miami y Montevideo antes de llegar a Barcelona. En ella se exponen 50 obras, la mayoría dibujos, aunque también hay pinturas y esculturas. Dispuestas en orden cronológico, la muestra comienza con las coloridas geometrías de cuando trabajaba en el taller de Torres-García en Montevideo. La familia de Gurvich, que era judía, emigró de Lituania a Uruguay cuando él tenía 5 años. Allí entró en contacto con el constructivismo. Tras fallecer su maestro, viajó por varios países de Europa (incluida España) y residió durante un tiempo en un kibutz de Israel, donde fue pastor. La conexión con sus raíces judías marcó sus obras a partir de entonces. La exposición acaba con piezas realizadas en Nueva York, algunas de ellas bocetos de esculturas que nunca vieron la luz, ya que falleció antes de acabarlas, a los 47 años.

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