TEATRO

'Una lluita constant': La revolución (im)posible

Cinco décadas de intentos de cambiar el mundo pasan por la Beckett en un montaje que nace en el Mayo del 68 y que llega hasta la lucha feminista de hoy. Teatro de gran debate y alto voltaje político

'Una lluita constant': La revolución (im)posible

'Una lluita constant': La revolución (im)posible / periodico

José Carlos Sorribes

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Persistir. No queda otra. Esa es la conclusión de 'Una lluita constant', un ejercicio teatral de Carlota Subirós y la compañía La Ruta 40 sobre cinco décadas de intentos revolucionarios de cambiar el mundo, desde el Mayo del 68 hasta el 15-M, y más allá con la lucha feminista de estos días. La Sala Beckett ha abierto su sala grande a la compañía residente de esta temporada para que despliegue un teatro de ideas, de profundo debate, y alejado de cualquier asomo de comercialidad. Rigor y compromiso se reúnen en una acertada dramaturgia que juega con proyecciones, en cuatro grandes cajas de madera, de los períodos que se relatan solapados con la reinterpretación actoral.

Son voces y discursos diferentes, propios de cada época, pero que remiten siempre a la oscilación de las dinámicas revolucionarias y de la lucha obrera. Arranques impetuosos, con agitaciones reivindicativas, acaban en una progresiva claudicación. El poder, el sistema, puede llegar a tambalearse pero hasta hoy siempre se ha mantenido en pie.

Lo vemos con el Mayo del 68, con la vuelta a la fábrica Wonder tras su huelga, con toda la carga de frustración que conllevó para los trabajadores franceses. También en el caso de los astilleros españoles, cuya lucha acabó cediendo ante la inmisericorde reconversión industrial dictada por la Unión Europea. O la batalla de la PAH contra los desahucios y a favor de una vivienda digna.

Fuera del carril habitual

Asambleas, mesas de trabajo y debate, mucho debate, sobre los vericuetos de las vías revolucionarias definen un montaje que da voz a otras dos referencias. Una es la filósofa y activista norteamericana Angela Davis, a raíz de su conferencia en el CCCB en octubre del 2017, y la otra es la de Raimon y su canción 'Jo vinc d’un silenci' (1975). Más de 40 años separan la lucha constante a la que se refirieron tanto la que fuera integrante de los Panteras Negras como la letra del ilustre cantautor de Xàtiva.

Es obvio que estamos ante un proyecto teatral fuera de los carriles habituales, pero el rigor documental y una dramaturgia que agiliza el debate lo convierten en una sólida propuesta. A ello ayuda también el trabajo de los cuatro intérpretes, que se multiplican en los diferentes roles con monólogos radicales y de alto voltaje político. Se suceden en un espacio, con el público a cuatro bandas, que convierte la sala en un ágora. O en una asamblea o en una mesa de debate de las muchas que aparecen.

Nunca se habla del 'procés' soberanista, pero es obvio que sobrevuela como contexto de 'Una lluita constant'. Una obra que invita a salir a la calle para volver a intentar esa revolución (im)posible.