CONCIERTO

El glorioso caos de Tropical Fuck Storm

Hablamos con Gareth Liddiard (The Drones) sobre su reciente proyecto

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Juan Manuel Freire

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Entre 1997 y el 2016, la principal ocupación del australiano Gareth Liddiard fue The Drones, magnético cruce entre el punk de los primeros The Stooges y la visión del blues de su paisano Nick Cave. Su especialidad era el directo, como sabrán quienes hayan sudado con la banda de culto en alguna de sus múltiples actuaciones en Barcelona. Este cronista recuerda con especial cariño la que ofrecieron en Magic en enero del 2006. Por poco no mueren electrocutados. Y un par de veces, además. "¡No me acuerdo de eso!", asegura Lilliard. "Es que hemos tocado en Barcelona tantas veces… Desde luego, nada peor que electrocutarse cuando uno está tratando de concentrarse".

A finales del 2016, The Drones quedaban en barbecho, pero ni Lilliard ni la bajista Fiona Kitschin (también su compañera sentimental) pensaban dormirse en los laureles ni vivir de rentas. Al contrario: iban a pasarlo bien. "Queríamos hacer algo lo más distinto posible de The Drones –explica el músico–. Después de 18 años haciendo lo mismo, nos empezábamos a aburrir un poco. Así que empezamos esto de Tropical Fuck Storm. Tampoco creas que tuvo mucha historia. Había visto a Lauren Hammel [batería] tocar con High Tension y conocía bien a Erica [Dunn; guitarra, teclados, otros instrumentos] porque había cantado con nosotros en discos y conciertos, además de acompañarnos en giras con sus otros grupos".

El sonido de Tropical Fuck Storm tan solo se puede resumir en maravillosas contradicciones: caos controlado, salvajismo experto, delirio inteligente… Es el obvio resultado de unas ganas locas de soltar amarras con el pasado y la razón, pero también de una vida pasada en la carretera y unas artes melódicas cultivadas durante ya décadas. Para Lilliard, "es casi una extensión de The Drones. Desde fuera, la gente ve The Drones como un grupo, pero yo lo veo como tres o cuatro con el mismo nombre. TFS es como una quinta alineación en la que no estamos obligados a tocar temas de The Drones".

No solo psicodelia

En el nuevo proyecto, todo valía si era bueno: psicodelia, punk, funk, ruido, electrónica… Si intentas reducir TFS a una sola etiqueta, incluso una tan amplia como psicodelia, corres peligro de simplificar su alcance. "Somos difíciles de describir. Muchos nos dejan en psicodelia, pero ahora mismo a todo se le llama psicodelia y ya no sé muy bien lo que significa". En particular en su segundo disco, 'Braindrops', esta tropa explota en mil direcciones, a veces en el seno de una misma canción. Siempre con la citada sabiduría.

Hay una lógica en el caos, sobre todo en el suyo. Lilliard nos guía por el proceso de composición más habitual para TFS: "Al principio, es una pequeña idea. Como una cierta escala o un compás. Después hago un lío con eso. Y luego vuelvo a ordenarlo. A los humanos nos gusta el orden, así que es normal que pase. No presto mucha atención al rock'n'roll. Prefiero la clásica. La clásica del siglo XX tiene todo lo que necesitas: puedes sacar ideas de ella hasta el fin de los tiempos. Coges una o dos y las sacudes hasta que empiezan a tener algo de sentido para ti".

A nivel de letras, TFS tampoco se cortan y tiran de temáticas y personajes diversos. 'Who's my Eugene?' gira en torno a Eugene Landy, el terapeuta que apartó a Brian Wilson, líder de Beach Boys, de su familia y amigos. 'Maria 63', además de ser, según Lilliard, "la canción nº 63 de la historia que se llama 'Maria'", inmortaliza a Maria Orsic, "que se supone fue una especie de bruja inmortal conectada con Hitler". "Según los teóricos conspirativos de la 'alt-right', existió realmente, pero es todo falso -explica-. En apariencia se comunicaba telepáticamente con extraterrestres y estos le dieron los planos de los motores de sus naves espaciales. Ella se los pasó a Hitler, que los usó para un submarino militar que voló alrededor del sistema solar. Como si Hitler no estuviera lo suficiente ocupado perdiendo la guerra. En fin, que teníamos que hacer una canción sobre una mujer así".

Sin plan maestro

Es fácil imaginar a Tropical Fuck Storm yendo en casi cualquier dirección. Pero dejemos que el propio grupo precise sus planes: "El plan es no tener ningún plan. De entrada, tenemos que girar durante todo el año próximo. Ni siquiera sé si tendremos tiempo para pensar en un nuevo álbum".

Sobre su inminente concierto barcelonés, el martes, día 19, en Upload, tampoco son demasiado precisos. "Vamos a tocar muchas cosas nuevas. Y también algunas cosas viejas". Una cosa es segura: será de locos.

Los grupos de los que provienen

The Drones. El grupo anterior de Gareth Lilliard y Fiona Kitschin, ahora cantante/guitarrista y corista/bajista, respectivamente, de Tropical Fuck Storm. Rugido punk, blues pantanoso, rock del que da miedo. En directo bordan todo, sobre todo los finales, ahora súbitos, ahora espásticos. 

High Tension. La banda punk y metal de Lauren Hammel, batería de TFS. Sus discos están bien valorados pero para conocerlos hay que verlos en vivo, según parece. 

MOD CON. Solo el penúltimo de los muchos proyectos de Erica Dunn, guitarrista, teclista y otros menesteres en TFS (búscala también en Harmony o Palm Springs). Su debut del año pasado, 'Modern convenience', unía guitarras pospunk, instintos pop y reflexiones sobre una sociedad polarizada. Lo grabó y mezcló Lilliard.