Una obra de teatro en el supermercado

Te sientes más desubicado que Carmen Lomana en un Todo a 100. Ahí estás, en la entrada del súper, empuñando un carrito con nervios de estreno. “Entra”, te ordena una mujer al oído. Hacía mucho tiempo que un desconocido no te hablaba tan cerca sin interferencias de mascarilla. “Empuja el carro y no dejes de caminar hasta que yo te lo diga…”. Y te pierdes por los pasillos con más rapidez que un satélite español en el espacio.

“Sigue caminando. Camina un poco más. Ya hemos llegado”. Te paras y ya no es tu supermercado de siempre. Ahora te emocionas al mirar un tetrabrik de Don Simón, te sonrojas al ojear las sepias, achinas los ojos a lo Colombo al pasar junto a los aguacates. Debes de ser la primera persona que empuja un carrito con el mismo entusiasmo que el alcalde de Vigo al hablar de luces de Navidad.

“Ve a la carnicería. Mira el aparador. Si te preguntan que si quieres alguna cosa, haces que no con la cabeza”. Intentas disimular a lo rey emérito, pero pareces más bien un espía de serie B. Da igual. Enseguida pierdes la vergüenza. Nadie se mira a los ojos en un súper. “Ahora podrías tener al mismo Hitler delante y ni lo reconocerías”, te recuerda tu Pepito Grillo en versión cascos. Así que vuelves a mirar las mascarillas como hacías en la vida precovid: como un elemento sospechoso. Y de golpe te ves envuelto en un 'thriller' en medio de un supermercado del Eixample.

Obra efímera para un espectador

Sí, nadie podrá negar que esta es una obra de teatro “súper”. '<strong>Audioguia per a supermercats en temps de pandèmia</strong>'. Es un invento teatral del dúo Cabosanroque. 30 minutos de ficción con carrito. Nuevo formato poscoronavirus de la programación a distancia de <strong>Temporada Alta</strong>. “Obra efímera para un espectador”, resume el programa de mano. ¿El objetivo? “Seguir sintiendo que vas al teatro”, responden los autores. “Tener la sensación de que todavía nos quedan espacios”. Aun en pandemia cerrada.

La bombilla se les encendió durante el primer confinamiento, cuando la vida giraba alrededor del papel higiénico y Patry Jordán. “Descubrimos que había lugares permitidos (los supermercados) y lugares prohibidos (los teatros)”. Y cambiaron las tornas. Remedio alternativo para la cultura confinada: convertir los servicios esenciales en escenarios. “Cumples con todos los requisitos - asiente Laia-. No requiere ningún permiso. Solo tú con tus auriculares”.

<strong>Cabosanroque </strong>son Laia Torrents y Roger Aixut, dúo de artistas sonoros. Ya buscaban nuevas formas de relacionarse con el público mucho antes de que supiéramos quién era Fernando Simón. Sus espectadores son agentes activos. Teatro inmersivo y expansivo. En '<strong>Demonios</strong>' (esta semana se ha estrenado en los Teatros del Canal de Madrid), el público se pasea por la obra como si fuera una sala de exposiciones. Hasta puede modificar la dramaturgia sonora.

La del súper es una pieza sonora que esperan que caduque pronto. “Será una alegría cuando no se pueda hacer –sonríe Laia-. Solo tiene sentido mientras vayamos con mascarillas al supermercado”. Hasta entonces, abre un hueco para la reflexión incluso entre el tintineo de cajas registradoras. ¿La moraleja? “De un día para otro –se encoge de hombros la artista- puede cambiar todo”. 

Nuevos formatos poscoronavirus

Se extienden los inventos culturales con los que esquivar restricciones. El actor y director <strong>Jorge-Yamam Serrano</strong> (Cia. TeatrodeCERCA) está en negociones para producir un autoteatro: versión autocine. Los coches se colocan en círculo; en el centro, la escena. Las butacas sobre ruedas funcionan también de escenografía e iluminación. “Una propuesta de carácter ritual y catártico”, resume su ideólogo. <strong>Gallery </strong>es otro nuevo formato con escenarios inesperados. Los músicos actúan en un escaparate y <strong>se expanden por las redes</strong> a medio camino entre el videoclip y el directo.

Suscríbete para seguir leyendo