Cultura

Marjane Satrapi, un símbolo de la lucha por la libertad en Irán

Marjane Satrapi exige a la UE que reconozca que Irán es un "Estado terrorista"

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EFE

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Marcada desde niña por las restricciones de la Revolución Islámica en Irán y el exilio, Marjane Satrapi se convirtió en un símbolo de la lucha por la libertad gracias a 'Persépolis', un cómic autobiográfico que hizo entender al mundo lo que supuso aquel cambio de régimen desde los ojos de una adolescente.

Satrapi (Rasht, Irán, 1969), distinguida con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2024, tenía diez años entonces y vivió con perplejidad la llegada del Estado teocrático liderado por el ayatolá Jomeini.

Su familia, acomodada y progresista, la envió en 1984 a estudiar a Viena y aunque al finalizar regresó a Irán para matricularse en Bellas Artes, pronto decidió marcharse a París, donde reside desde entonces.

"Mi cerebro es francés y mi corazón iraní", resumía a EFE en 2020 la historietista y cineasta, que se define como no nacionalista. "Uno puede sentirse orgulloso de algo que ha hecho, pero no de algo con lo que ha nacido", decía.

No obstante, la autora evocaba con nostalgia reprimida "la enorme montaña de 6.000 metros de altura" que veía cada día de su infancia al despertar en Teherán. "Nacer en un lugar implica una geografía, un olor, una cocina, no es cierto que el sol brille igual en todas partes", señaló.

En París, fue un amigo dibujante y guionista quien la animó a narrar sus vivencias en Irán y el resultado fueron los cuatro tomos de 'Persépolis' (2000-2003) que la catapultaron a la fama.

En 2003 publicó 'Bordados', una nueva novela gráfica sobre las mujeres iraníes que fue nominada al premio al mejor álbum en el Festival del Cómic de Angulema. No ganó, pero sí lo hizo en 2006 con su siguiente obra, 'Pollo con ciruelas', centrada en los últimos días de vida de un pariente suyo durante el reinado del sha de Persia.

Cuando le ofrecieron co-dirigir, junto a Vincent Paroinnaud, la adaptación al cine de 'Persépolis' (2007), Satrapi descubrió un medio de expresión que le llenaba aún más que dibujar, por su capacidad para generar empatía y por el trabajo en equipo. "Soy una persona muy solitaria y si no trabajo con otra gente no vería a nadie, es mi manera de tener una vida social", confesaba.

La película obtuvo el premio del jurado en el Festival de Cannes y estuvo nominrada al Oscar a mejor película de animación. Cuatro años después dirigió la adaptación de 'Pollo con ciruelas' a la que siguieron 'La bande des jotes' (2012), 'The voices' (2014) -esta vez una comedia romántica con guion ajeno- y 'Madame Curie' (2020), un 'biopic' sobre una científica a la que siempre admiró.

Estaba "obsesionada" con ella, como dejó ver ya en las páginas de 'Persépolis', porque representaba lo que siempre ha sido su máxima ambición, ser una mujer "libre e independiente".

Con el cine, Satrapi también descubrió lo complicado que es sacar a flote una película autoral y con suficiente presupuesto. En su opinión, una película es "un objeto cultural" y si solo se produce lo que ya está probado es imposible avanzar. En sus palabras, "si das a la gente comida de perro, no puedes pedir que aprecien un pata negra".

Irónica y combativa, para este año tiene previsto estrenar 'Paradis Paris', una comedia negra ambientada en París, con Monica Bellucci en la piel de una narcisista cantante de ópera italiana y un reparto que cuenta también con Rossy De Palma y Eduardo Noriega.

Además, el año pasado volvió al cómic, esta vez como coordinadora de una obra coral, 'Mujer Vida Libertad', sobre los protagonistas de la conocida como 'Revolución del velo' que se desató en Irán a raíz de la muerte, el 16 de septiembre de 2022, de la joven Mahsa Amini, apaleada por la policía de la moral por no llevar bien puesto el velo.