Día del libro y la rosa

El primer Sant Jordi de Eva Baltasar tras el 'efecto Booker': “Ahora no paro de firmar, no hay descanso, eso antes no ocurría”

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Día de Sant Jordi 2024 hoy, en DIRECTO: firmas de libros, autores y la última hora de la diada de libro en Catalunya

Eva Baltasar: "La ciudad es sanguinaria: fabrica solitarios y los obliga a convivir"

Eva Baltasar firmando en la parada de La Central este Sant Jordi.

Eva Baltasar firmando en la parada de La Central este Sant Jordi. / JORDI OTIX

Elena Hevia

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Sant Jordi a veces te ofrece curiosas carambolas, como por ejemplo ir a buscar frente a la librería ‘Finestres’ a Eva Baltasar, una de las escritoras catalanas más internacionales que fue aspirante al Booker Internacional y encontrarte a su izquierda con Hernán Díaz, nada menos que un Pulitzer pluma en ristre estampando sus dedicatorias, y en la misma cola frente la autora, esperando recibir su firma, todo un señor Goncourt. Sí, ahí estaba Mathias Enard, a quien no se le caen los anillos por situarse al otro lado, el de los admiradores. Y es que los fans de la literatura arisca y nada complaciente de la autora crecen exponencialmente libro a libro.

Baltasar, que tiene en la calle nueva novela ‘Ocás i fascinació’ (Club Editor / Random House), la cuarta de su producción tras la trilogía de la maternidad formada por ‘Permagel’, ‘Boulder’ y ‘Mamut’, también ha ido creciendo personalmente a la hora de mostrarse ante sus lectores deshelando lentamente una inicial timidez, una forma como otra cualquiera de preservar su intimidad, que con los años se ha traducido en una gran calidez. “En general, me gusta encontrarme con los lectores y lo hago a menudo en los clubs de lectura. Sant Jordi es otra cosa, aquí los encuentros son más breves pero igual de bonitos y mucho más espontáneos”.

Quizá, lo que más sorprende a los lectores, que han hecho una larga cola esperándola, es la cordialidad que despide la autora que poco tiene que ver con su mundo literario plagado de dureza y monstruos que ella abandona en la escritura para que queden recluidos en la ficción. “Es encantadora, no me la esperaba así”, dice una lectora que le ha pedido una firma para una amiga. Y ahí está ella, respondiendo con su caligrafía pulida y clara marcada por elegantes líneas verticales.

Filosofía frente al agobio

El 'timing' de las firmas parece cuidadosamente medido para darle algún descanso a la autora frente a las aglomeraciones que una vocacional de la soledad como ella afronta con filosofía. Ha empezado en la 'illa' de Paseo de Gràcia, en el puesto de La impossible, donde muchas lectoras -con un perfil de edad que cubría varias generaciones- se han quedado sin dedicatoria y ese remanente ha emigrado con ella a la calle Diputació, en un ambiente algo más relajado.

Baltasar constata una situación que en encuentros anteriores con los lectores en la ‘diada’ no se daba: “Ahora no paro de firmar, no hay descanso, eso antes no ocurría”. Es posible que se trate del efecto Booker. “A mí como escritora no me ha afectado tanto. Yo he seguido con mi escritura, pero es cierto que muchos lectores me dicen que me conocieron el año pasado. Estoy agradecida a la nominación porque ha propiciado muchas traducciones”. En total se trata de una quincena de versiones en distintas lenguas a las que se ha sumado recientemente la venta de la trilogía completa en Brasil y en Holanda y todavía se están cerrando los flecos de otra traducción importante.

Alrededor de la escritora que inventa historias crueles bulle Sant Jordi, alegre y festivo, sentimientos que quizá no tendrían cabida en sus duras historias. La autora lo admite, “mi mundo literario es muy solitario” y como para corroborar que su vida no es así, sus dos hijas (21 y 12 años), risas y entusiasmo, vienen a encontrarse con ella: “¿Qué como es mamá? Sí, es una escritora famosa pero en casa solo es nuestra madre”.