Estreno en el Lliure

Alícia Gorina viaja a la tragedia griega con 'Ifigènia' en el Lliure

La directora estrena en Montjuïc un montaje "muy esencial y austero" con Pere Arquillué, Emma Vilarasau y Marta Ossó, entre otros, que deja en evidencia la cadena de violencia que se perpetúa contra las mujeres

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Un momento de 'Ifigènia', con puesta en escena de Alícia Gorina.

Un momento de 'Ifigènia', con puesta en escena de Alícia Gorina. / Sílvia Poch

Marta Cervera

Marta Cervera

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Alícia Gorina viaja al origen del teatro con 'Ifigènia', una tragedia griega basada el sacrificio de la hija de Agamenón y Clitemnestra. Tres años después de estrenar su versión de 'Las vírgenes suicidas' que tituló 'Aquell dia tèrbol...', Gorina regresa al Teatre Lliure con un montaje basado en dos textos de Eurípides de hace 2.500 años que esa nefasta cadena de violencia que se perpetúa en el mundo a lo largo de la historia, en especial contra las mujeres. "Quería seguir explorando el personaje de la joven virgen que muere esta vez con una obra 'predramática': un teatro ligado a un ritual o formas arcaicas y ancestrales, un poco atávico", señala la directora. "Es una propuesta muy esencial y austera, basada en el trabajo actoral". Se estrena este miércoles en Montjuïc y estará en cartel hasta el 2 de junio.

Pere Arquillué (Agamemón y Orerstes), Emma Vilarasau (Clitemnestra e Ifigènia de mayor), Marta Ossó (Igifènia de joven), Pau Vinyals (Aquiles), Albert Pérez (Menelao) y un coro que habla, actúa y canta formado por Cèlia Castellano, Daniela Fumadó, Júlia Genís, Laura Roig y Neus Soler defienden el montaje. Gorina ya había trabajado antes con Arquillué y Ossó en 'Blasted', de Sarah Kane, pero nunca con Vilarasau. La directora ha levantado el proyecto trabajando estrechamente con todo el equipo: Albert Arribas (dramaturgia), Sílvia Delagneau y Josep Iglesias (escenografía) y Adriana Parra (vestuario).

Un momento de 'Ifigènia', de Eurípides, con puesta en escena de Alícia Gorina.

Un momento de 'Ifigènia', de Eurípides, con puesta en escena de Alícia Gorina. / Sílvia Poch

"Ha sido un viaje maravilloso", señala Vilarasau, satisfecha con los ensayos que, según reconoce, no fueron fáciles al principio. "Es una manera diferente de trabajar y de ver esta tragedia. En ella los personajes masculinos de Agamenón y Aquiles, no tienen nada de héroes. Son más bien patéticos". Para Arquillué, premiado intérprete, ha sido un placer reencontrarse con la popular actriz en escena, así como sumergirse en "un teatro no psicológico que va a las emociones más puras".

Mirada crítica

"Mi objetivo era cambiar el imaginario de la virgen sacrificada", dice Gorina. "Nuestra propuesta quiere entender primero: ¿por qué Ifigenia decide asumir el sacrificio? Segundo, mostrar cómo la violencia heredada de sus padres de Ifigenia y por Orestes puede llegar al absurdo. Y tercero, ver la obra con una mirada crítica convirtiendo al coro en un homenaje a todas las jóvenes que han sido víctimas de las estructuras patriarcales".

La dramaturgia utiliza dos textos de Eurípides, 'Ifigenia en Áulide' e 'Ifigenia en Táuride', pero también algunos pasajes de otras obras del mismo autor: 'Orestes' y 'Electra'. "En la obra hemos recuperado el asesinato de Clitemnestra por parte de su hijo, así como el juicio posterior del que sale inocente. Este asesinato y su impunidad representa el paso de una sociedad arcaica matriarcal a una sociedad moderna patriarcal. Ifigenia es víctima de esa sociedad patriarcal y la democracia también porque todo esto pasa en Atenas. Para nosotros, la democracia es un régimen patriarcal corrompido en origen".

"Ifigenia es víctima de esa sociedad patriarcal y la democracia también porque todo esto pasa en Atenas"

Ifigenia explica la historia de la hija del rey Agamenón y Clitemnestra que debe ser inmolada para apaciguar a la diosa Artemisa. Solo así el viento soplará y permitirá a los barcos de los griegos llegar a Troya y recuperar a Helena. Al principio Ifigenia suplica a su padre que no la maten, pero ella misma acaba aceptando su destino. Pero cuando estaba todo dispuesto para su sacrificio, en el último momento, Artemisa la salva y la traslada al extranjero, a Táuride. Allí se convertirá en su sacerdotisa, su misión será sacrificar a todo extranjero que llegue a la isla. Pero cuando lustros después su hermano Orestes llegue a sus costas, algo pasará.

Playa de cenizas

Las dos obras se ofrecen sin pausa, en un escenario que se transforma como por arte de magia gracias a la iluminación de Raimon Rius. "La escenografía cuenta con una configuración de la sala que nunca se ha visto así en el Lliure. Representa un templo, un espacio ritual con una grada frontal y un gran pasillo central muy ancho como si fuera el de un templo, algo que también es el teatro", explica la directora. "Ese mismo recorrido que Ifigenia debe hacer antes de llegar al altar del sacrificio es el que deberá hacer el público al entrar", apunta. "El escenario está despejado con los actores al mismo novel que la gente de primera fila".

Un momento de 'Ifigènia', de Eurípides, con puesta en escena de Alícia Gorina.

Un momento de 'Ifigènia', de Eurípides, con puesta en escena de Alícia Gorina. / Sílvia Poch

En la primera parte la acción transcurre en el exterior, "en una playa de cenizas que representa todos los sacrificios realizados a lo largo de la historia". En la segunda, "más onírica y simbólica", todo pasa en el interior del templo. "En ella la idea del sacrificio de Ifigenia está muy presente. No cambia la escenografía, pero sí la manera de iluminarla porque la primera parte es de día y la segunda de noche, la primera es exterior y la segunda interior". La primera parte conecta con el imaginario de lo que es una puesta en escena convencional de una tragedia griega mientras que la segunda parte juega a deconstruir las convenciones y los códigos del género. "La segunda parte entra en un espacio más mental, marcado por el caos y la violencia".