Entrevista

Catherine Breillat: "En el porno hay una mirada materialista, yo siempre he preferido la emoción"

La directora de la polémica 'Romance X' (1999), pionera en la representación del deseo femenino, es la protagonista de una retrospectiva en el festival D’A

La directora de cine francesa Catherine Breillat.

La directora de cine francesa Catherine Breillat. / JORDI OTIX

Desirée de Fez

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El deseo femenino. La sexualidad femenina. El cuerpo femenino. Parte importante del cine y de la literatura actuales, por extensión, de la conversación cinematográfica y literaria, gira en torno a estos temas. Y, en la mayoría de los casos, las obras sobre estos conceptos son de autoras. Si, ciñéndonos al cine, llama la atención que el cuerpo, la sexualidad y el deseo femeninos estén hoy tan presentes en el cine (y en la televisión) es porque no siempre fue así. O porque lo estuvieron pero no de la misma manera. Sin embargo, esta nueva reivindicación del cuerpo y del deseo no parte de cero. Catherine Breillat (Francia, 1948) es un referente poderoso, una auténtica pionera. Desde su debut en 1976 con 'Une vraie jeune fille', la cineasta lleva casi cincuenta años pensando estos temas y representándolos con convicción. También levantando ampollas por la osadía, la crudeza y los (voluntarios) deslizamientos hacia lo problemático con los que lo ha hecho. Y con los que ha defendido sus propuestas.

Cineasta de la emoción

El festival D’A, en colaboración con Filmoteca de Catalunya, le dedica este año la sección retrospectiva Focus, en la que hasta el próximo domingo 28 de abril pueden verse nueve largometrajes de la autora, entre ellos 'El último verano' (2023), que se estrenará comercialmente en mayo. Proyectada en la sección oficial del festival de Cannes, la película, sobre el romance entre una mujer de 50 años y su hijastro adolescente, supone el regreso de Breillat a la dirección tras una pausa de una década. La cineasta, que en 2004 sufrió un derrame cerebral que paralizó parte de su cuerpo, está en Barcelona con motivo del ciclo.

Ante la pregunta sobre si se siente un referente de esta nueva generación de directoras que exploran el sexo, el deseo y el cuerpo femeninos no duda: “Espero que sí, porque fui una de las primeras en atreverme a enfrontar el cuerpo femenino en el cine. Hace muchos años, la revista 'Cahiers du Cinéma' decía que para ser cineasta, obviamente, primero había que hacer una película. Pero, sobre todo, había que enfrentarse a la imagen del cuerpo. Y esa es una de las grandes preguntas: ¿qué es la imagen del cuerpo y qué no es? Hay que saber lo que se puede mostrar y lo que no, porque la mirada es constituyente”. ¿Y cuál es para Breillat la guía en esa representación del cuerpo, que ha mostrado en sus distintas edades pero siempre con una curiosidad especial por la adolescencia? La emoción. “En el porno hay una mirada materialista y yo lo que siempre he querido es concentrarme en la emoción, que es otra cosa. Porque creo que las relaciones humanas son emocionales, sean relaciones de amor o entrar en una habitación con otra persona. Me considero una cineasta de la emoción, y quiero enfrentarme a esto porque es una forma de darle sentido, significado, al cuerpo”.

La directora de cine Catherine Breillat.

La directora de cine Catherine Breillat. / JORDI OTIX

La complejidad de las escenas de sexo

Una de las cosas que distinguen el cine de Catherine Breillat, cuya obra más famosa y polémica sigue siendo 'Romance X' (1999), película de alto contenido sexual protagonizada por Caroline Ducey y con el actor porno Rocco Siffredi en el reparto, es cómo rueda los cuerpos, cómo compone en pantalla el sexo y el deseo, cómo coreografía las escenas. Para la cineasta hay un gran compromiso en la concepción y dirección de esas escenas: “Es muy complicado filmar las escenas de amor y de sexo porque es una responsabilidad importante, aunque no me considere moralista. Estas secuencias son muy difíciles tanto para la directora como para los actores, y suelo sentir mucha angustia la noche anterior porque sé que hay algo en juego, porque sé que son escenas de las que el espectador se acordará. Hay básicamente una responsabilidad de no caer en lo trivial. En las escenas de sexo de 'El último verano', por ejemplo, no quería el realismo trivial que hay en muchas películas, aunque sean buenas. Quería una estética metafísica, más cercana a la pintura, próxima a Caravaggio”, explica.

Entrevista a la directora de cine Catherine Breillat.

Entrevista a la directora de cine Catherine Breillat. / JORDI OTIX

Breillat se acerca al cuerpo pero no se entromete en los mecanismos de sus personajes, siempre complejos y contradictorios. No los juzga, no se posiciona en relación a sus actos por controvertidos o tremendos que sean. Es esa otra de las señas de identidad de su cine: “No quiero normalizar nada porque eso supondría imponer una visión, y yo me considero más como una entomóloga que muestra algo sin juzgar. En 'El último verano' quería ir contra ese moralismo, contra esta idea actual del bien y del mal, y mostrar la realidad, que es mucho más compleja. Por suerte el cine puede enseñar las complejidades y no tanto los discursos”.